Abogados italianos le tomarán declaración a testigos en causas de lesa humanidad
Una visita a la Argentina para recolectar testimonios
Los letrados buscan avanzar en los juicios que hay en Roma contra el represor sanjuanino Malatto, quien está prófugo en nuestro país y reside en la costa siciliana. También participarán de actividades con organismos de derechos humanos y funcionarios del gobierno.

Un grupo de abogados italianos llegó al país con un itinerario que los llevará por tres provincias y un objetivo claro: recoger testimonios de sobrevivientes y familiares de víctimas de la última dictadura cívico militar y visitar escenarios de secuestros, torturas y asesinatos. El material les servirá para reforzar la querella que sostienen en Italia contra el militar retirado del Regimiento de Infantería de Montaña de San Juan (RIM22) Carlos Luis Malatto, prófugo en Argentina y residente en el país europeo desde 2011. Los abogados, que integran agrupaciones italianas de derechos humanos y vinculadas con la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en Latinoamérica, serán recibidos por autoridades gubernamentales argentinas y mantendrán reuniones con organismos de derechos humanos y fiscales que impulsan y trabajan los juicios de lesa humanidad en territorio nacional. Luego viajarán a Uruguay.
El vínculo de los abogados Arturo Salerni, presidente de la Coalición Italiana por las Libertades y los Derechos Civiles (CILD); Mario Angelelli, integrante de Proyecto Derechos Onlus; y Walter Calamita, de 24Marzo Onlus con las violaciones a los derechos humanos perpetradas por las dictaduras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX tiene larga data. Algunos de ellos, como Calamita, la sufrieron en carne propia. En tanto representantes de familiares de desaparecides o asesinades durante aquellos terrorismos de Estado han abierto el camino judicial en Italia contra varios represores latinoamericanos. Pacientes e insistentes en esos procesos, han cosechado algunos éxitos, como las condenas a cadena perpetua que la Corte Suprema italiana confirmó en julio del año pasado para 14 militares chilenos y uruguayos del Plan Cóndor acusados de delitos de lesa humanidad.
Desde hoy y hasta el martes que viene, los abogados se dedicarán a fortalecer el material probatorio que integra el expediente contra Malatto, el represor sanjuanino que vive en un exclusivo barrio en la costa siciliana. “Los abogados van a escuchar y a tomar declaración a un puñado de testigos, entre familiares y sobrevivientes, que tienen cosas muy importantes para decir sobre el accionar de Malatto” en Argentina durante la última dictadura explicó Jorge Ithurburu, presidente de 24Marzo Onlus.
Recogerán esas historias en Mendoza, San Juan y Buenos Aires. La de Sergio Miranda es una de las más importantes. Secuestrado en diciembre de 1976 y trasladado a Colonia Papagallos, uno de los centros clandestinos que funcionaron en Mendoza, vio con vida allí a Marta Saroff, viuda de Alfredo Lerouc. Ambos fueron secuestrados en San Juan y Alfredo, ejecutado. Son los padres de Eva. “El testimonio de Sergio es fundamental para el caso de mis padres y todavía no integra el expediente en Italia”, apuntó Eva Lerouc, hija del matrimonio, en diálogo con este diario.
Los testimonios recogidos serán presentados en el Consulado, donde les testigues deberán firmarlos antes de que viajen y puedan ser incorporados a la causa contra Malatto. Pero oír esas historias no será lo único que fortalecerá ese expediente. Porque Salerni, Angelelli y Calamita –argentino, militante del PRT-ERP, radicado en Italia tras haber sufrido la prisión política en Bahia Blanca– visitarán algunos escenarios donde sucedieron los hechos que buscan que la Justicia italiana analice. “Quieren pisar esos lugares que tantas veces les han relatado, intentar reconstruir los hechos con los familiares de las víctimas”, puntualizó Ithurburu.
Por un lado, visitarán la Bicicletería Palacios, en la capital sanjuanina, donde secuestraron a Marie Anne Erize, ciudadana francesa, y a Daniel Russo, dos de los casos que la querella italiana le endilga a Malatto. El 15 de octubre de 1976, un grupo vestido de civil se llevó a Erize de la puerta del local, adonde había ido a arreglar la cubierta pinchada de su bicicleta. El rodado quedó allí. Al intentar recuperarlo, Russo fue herido; falleció en el hospital Rawson. Por otro, recorrerán el Penal de Chimbas, donde fue asesinado Alberto Carvajal, otra de las víctimas integradas en el expediente.
“El trabajo que se está realizando en Italia es muy importante para complementar el proceso de Memoria, Verdad y Justicia”, remarcó el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, que se reunirá con ellos a principios de la semana próxima.
La causa contra Malatto
A Malatto, los abogados italianos lo tienen en la mira desde 2015. El abogado argentino residente en Italia desde 1980 Jorge Ithurburu, presidente de 24Marzo Onlus, lo denunció en aquel año, luego de que el represor fuera localizado mientras vivía como un vecino más en el barrio exclusivo de Portorosa, en Sicilia, y la justicia europea rechazara la extradición. No era ni es cualquier vecino: huyó de Argentina cuando estaba a un paso de ser juzgado por una treintena de secuestros y torturas de las que participó cuando era jefe de Personal del RIM 22 de San Juan, en plena dictadura. Ithurburu y sus compañeros de agrupación lo denunciaron por el homicidio de ocho hombres y mujeres secuestrados en esa provincia, Mendoza y Buenos Aires. De la mayoría no se conoce paradero. Según el artículo 8 del Código penal italiano, el Estado puede enjuiciar a sus ciudadanos por esa clase delitos, sin importar si los cometieron dentro o fuera de las fronteras.
Malatto actuó durante la dictadura en el RIM 22, donde se desempeñó como teniente coronel. Fue, de hecho, el segundo en la cadena de mando de la represión ilegal en la provincia. Su jefe en ese plan fue el represor Jorge Olivera, jefe de Inteligencia. La Justicia argentina llegó a detenerlo y mantenerlo bajo prisión preventiva durante algún tiempo, mientras se demoraba en fijar fecha para el juicio que lo tendría entre los acusados. Con la excusa de esa demora, la Cámara de Casación Penal le habilitó la libertad que le permitio fugarse en 2011. Logró establecerse en Italia con el pasaporte de ciudadano italiano, que logró conseguir “en tiempo record” tras escapar de Argentina vía Chile, resumió Eva Lerouc, hija de dos víctimas del militar retirado que integran la querella.
En 2014, Argentina solicitó la extradición de Malatto, que fue rechazada por la Corte Suprema italiana. Entonces, se activó la denuncia de 24Marzo Onlus y el resto de las agrupaciones, que desde los años 90 mantenían vínculos con familiares y sobrevivientes de las dictaduras chilena, argentina y uruguaya a partir de la causa que llevaban por los crímenes cometidos en el marco del Plan Cóndor. La investigación avanzó todos estos años. Algunos familiares de las víctimas que integran el caso acudieron a declarar a Roma. A otras se les tomó testimonio vía zoom entre fines de 2020 y principios de 2021. Desde Argentina, en tanto, siguen trabajando por la extradición del represor.
La querella que 24Marzo Onlus y las otras agrupaciones defensoras de derechos humanos italianas representan los casos de Lerouc y Saroff, así como los de Russo y Erize, Florentino Arias, Angel José Alberto Carvajal, Juan Carlos Cámpora y Jorge Bonil. Todos fueron secuestrados o asesinados en San Juan, Mendoza o Buenos Aires y pasaron por centros clandestinos de San Juan. El caso de Bonil, soldado conscripto en el RIM 22 y desaparecido desde el 28 de febrero de 1977, es el más complejo ya que no se cuentan con testimonios de familiares, a quienes los letrados y las agrupaciones que representan junto a organismos de derechos humanos y la justicia argentina vienen intentando localizar desde hace mucho tiempo.
Itinerario
Los abogados llegaron esta mañana a Buenos Aires con un itinerario que combinará visitas a diferentes lugares vinculados o no con los crímenes de la dictadura y a espacios y referentes de derechos humanos locales con actividades estrictamente vinculadas a su trabajo en la querella contra Malatto y otros represores latinoamericanos. Es que las agrupaciones que integran son parte de las redes con las que Abuelas de Plaza de Mayo busca a les nietes apropiados durante el terrorismo de Estado y colabora también con el Equipo Argentino de Antropología Forense. En Buenos Aires visitarán el Museo Sitio de Memoria ESMA y participarán de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, acudirán a la Casa Rosada y al Centro Cultural de la Cooperación. El fin de semana viajarán a Mendoza y San Juan, donde se entrevistarán con el fiscal general Dante Vega y equipo, además de referentes de organismos de lesa humanidad querellantes de esos territorios.
De regreso a Buenos Aires, a principios de la semana próxima mantendrán reuniones con funcionarios del Gobierno nacional, la Cancillería y la Secretaría de Derechos Humanos, con cuyas autoridades mantendrán una reunión de trabajo, el martes a las 17, en el Archivo Nacional de la Memoria. Luego partirán a Uruguay, para encontrarse con familiares de las víctimas por las que querellaron y lograron condenas en el marco de la causa Cóndor.
MIENTRAS SE SUSTANCIAN LOS PROCESOS JUDICIALES EN ITALIA


Se trata de Eduardo Kalinec, Juan Carlos Avena y Luis Donocik
La Cámara Federal de Casación Penal benefició con salidas transitorias a tres represores
La medida fue dictada en el último día de la feria judicial. También le otorgó arresto domiciliario al torturador Enrique Welsh
Al cierre de la feria judicial, la Cámara Federal de Casación Penal decidió ofrendar beneficios a represores condenados y/o imputados por delitos de lesa humanidad. La sala que integran Juan Carlos Gemignani, Eduardo Riggi y Carlos Alberto Mahiques, en un mismo día, el miércoles 26, le concedió salidas transitorias a tres torturadores del circuito represivo Atlético-Banco-Olimpo y un arresto domiciliario en tiempo récord al militar Enrique Francisco Welsh, extorturador de la Dirección de Infantería y de Caballería de La Plata, quien estuvo prófugo durante dos años.
Las salidas transitorias, que rechazó ayer la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, alcanzan a tres condenados a cadena en perpetua a fines de 2010 por secuestros, torturas y asesinatos bajo la órbita del Primer Cuerpo de Ejército. Se trata del expenitenciario Juan Carlos Avena, alias Centeno, y dos exmiembros de la Policía Federal: Luis Juan Donocik, alias Polaco Chico, y Eduardo Emilio Kalinec, alias Doctor K. “Repudio absoluto a las salidas transitorias de padre genocida y a los jueces que la otorgan”, se pronunció su hija Analía Kalinec, una de las fundadoras del colectivo Historias Desobedientes.

La defensa de Kalinec logró en 2019 que el juez a cargo de la ejecución de la pena le otorgara salidas transitorias “para afianzar y mejorar sus lazos familiares”, decisión que fue apelada y no llegó a concretarse. En ese marco se ordenó la realización de una junta médica para evaluar si era capaz de comprender la ley y la gravedad de sus crímenes con vistas a su reinserción social. El Cuerpo Médico Forense respondió que evaluar la reinserción “requiere un abordaje interdisciplinario” y “excede” sus capacidades. El Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA) hizo saber que el informe requerido también excedía sus funciones pero accedió a llevarlo a cabo de manera excepcional junto con la Secretaría de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia. La entrevista pautada, sin embargo, no se concretó porque el represor se negó a que fuera grabada. Sólo el Servicio Penitenciario Federal se pronunció a su favor.
El 10 de diciembre último el Tribunal Oral Federal 2 rechazó el pedido del represor. Argumentó que, según el Estatuto de Roma, para que condenados por delitos de lesa humanidad accedan a esa clase de beneficios se impone “verificar si ha asumido su responsabilidad” frente a sus delitos “como así también su conducta respecto al esclarecimiento de la verdad”. Tomó nota de la negativa a someterse a una entrevista y destacó la ausencia de “actitudes positivas que demuestren su reconocimiento de los hechos por los que fue juzgado y condenado”, o de manifestaciones sobre “su intención de colaborar en su esclarecimiento”. El fiscal ante Casación, Raúl Pleé, se pronunció también por el rechazo.
Para Casación, sin embargo, tales argumentos están “fuera del marco normativo que rige en la materia”. Priorizó en cambio “el requisito temporal” para conceder las salidas, apuntó que Kalinec está detenido desde enero de 2005 y tiene buena conducta en prisión, y valoró “los fundados informes de las autoridades penitenciarias”. La exigencia del Estatuto de Roma en cuanto a la conducta del condenado con vistas al esclarecimiento de la verdad “resulta ajena a la ley 24.660 de Ejecución Penal”, la desacreditó Gemignani, a cuyo voto adhirieron Riggi y Mahiques.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación expresó su repudio por “la sorpresiva” decisión y recordó que, en su rol de querellante en la causa ABO, se había opuesto a los planteos de la defensa en la instancia del Tribunal Oral Federal. En este sentido, desde la Secretaría había argumentado que este beneficio “generaría una controversia que no sólo incluye a sus víctimas directas, sino que atraviesa también a la sociedad en general en virtud de la indeleble impresión en la memoria colectiva que significaron los hechos por los cuales el imputado fue juzgado y condenado. En tal sentido, la concesión de las salidas transitorias se apartaría sin fundamento alguno de las disposiciones de la denominada Ley de Víctimas”.
El interrogador de 1 y 60 / subtítulo
A sus 26 años y con el grado de teniente, Enrique Francisco Welsh ofició de interrogador en el centro clandestino que funcionó en las calles 1 y 60 de La Plata, mientras era oficial del Regimiento de Infantería 7. Varios sobrevivientes lo reconocieron también como parte de los grupos de tares de civil que los secuestraron. Se retiró como coronel en 2002, los fiscales platenses pidieron su detención en 2008 pero recién se ordenó a fines de 2013. Entonces decidió profugarse, hasta que la policía lo descubrió en mayo de 2015 en un refugio transitorio de la Capital Federal.
La defensa de Welsh pidió la domiciliaria a principios de enero invocando la situación epidemiológica en la Unidad 34 del Servicio Penitenciario Federal, en Campo de Mayo, donde hubo seis internos contagiados de Covid-19. El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, integrado por Alejandro Esmoris y César Álvarez, rechazó el pedido el 17 de enero y encomendó a las autoridades penitenciarias que informaran cualquier situación que alterara el cuadro de salud del imputado.
En línea con el Ministerio Público Fiscal y luego de analizar los informes médicos oficiales, los jueces argumentaron que ante el rebrote el penal tuvo “una actitud diligente y competente”, ya que “no sólo dispuso la inmediata derivación de los enfermos al Centro Penitenciario de Enfermedades Infecciosas sino el aislamiento preventivo de los pabellones en los que se presentaron casos positivos”. Si bien el temor de contagio es “por demás atendible”, esa situación “es inherente a todos los individuos, dentro o fuera de la cárcel, ya que en la actualidad y dada la fácil transmisión del virus, todos estamos expuestos a un posible contagio del Covid-19”, recordaron. Plantaron la importancia de garantizar el cumplimiento de las pautas sanitarias y consideraron que la Unidad 34 “garantiza un máximo cuidado en la prevención y eventual atención médica” de posibles contagiados. Sobre el caso específico de Welsh, que tiene 72 años y recibió las tres dosis de la vacuna contra el Covid-19, apuntaron que según el Área de Sanidad del penal recibe “un correcto seguimiento médico de las cuestiones clínicas que lo aquejan” y que su derecho a la salud está garantizado.
Ante un recurso de Casación de Eduardo San Emeterio, defensor de Welsh, el tema llegó a manos de los jueces de feria. El lunes 24 Riggi dispuso habilitar la feria para resolver el pedido. El fiscal Pleé había dictaminado por el rechazo. Los jueces, en cambio, fundaron la concesión en “la avanzada edad del interno” y “los especiales derechos reconocidos a las personas adultas mayores” en tratados internacionales suscriptos por el Estado argentino como la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. Sin detenerse a analizar en profundidad la cuestión sanitaria ni el caso específico, apuntaron que “las obligaciones convencionales asumidas en el ámbito internacional respecto de la tutela de la vejez” justificaban la domiciliaria. Al voto de Gemignani adhirieron Riggi y Mahiques.
“La domiciliaria más veloz de la historia los jueces de feria de Casación”, la cuestionó la abogada platense Guadalupe Godoy, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Destacó que pasaron apenas 48 horas entre el ingreso del caso a la sala y su resolución, y que el planteo del defensor “solicitaba una domiciliaria transitoria por la epidemia pero la otorgaron de manera definitiva y por el criterio de concesión automática por edad”. “Hasta le perdonaron a San Emeterio que se hubiera olvidado de pedir habilitación de feria e interpretaron por la revocatoria que presentó que sí lo había hecho”, advirtió.

MARCHA 1 F POR UNA JUSTICIA INDEPENDIENTE

Concentración por “Una Justicia Independiente y Democrática”
Participamos activamente, desde la provincia de San Juan, de esta expresión del Pueblo de la Patria que, a lo largo y lo ancho de Argentina reclamamos por un Poder Judicial independiente, democrático e integrado con perspectiva de género, que respete la Constitución Nacional y las leyes y esté al servicio igualitario de todas las ciudadanas y todos los ciudadanos del país.
Somos argentinos que vemos como día a día gran cantidad de resoluciones judiciales y operadores de la estructura judicial, violan la Constitución Nacional, agreden los derechos de la ciudadanía y defienden los intereses de poderes económicos y/o políticos, en desmedro del estado de derecho y los intereses de las mayorías.
Fiscales rebeldes a la propia justicia, que ocupan cargos sin la legalidad y legitimidad correspondientes, y que con absoluta parcialidad vulneran derechos de ciudadanos y ciudadanas.
Jueces con fallos y resoluciones aberrantes contrarios a derecho.
Retardos de justicia y demoras injustificadas en el juzgamiento de delitos de lesa humanidad.
Ministros de la Corte Suprema que aceptan ser nombrados por procedimientos violatorios de la Constitución Nacional.
Estructuras judiciales que no dan respuestas a las demandas de la ciudadanía.
Un Poder Judicial que en cualquier encuesta de opinión pública tiene una reprobación del 80 % de la población.
Una aristocracia judicial que goza de privilegios inaceptables mientras la mayoría de los trabajadores y el pueblo vive bajo la línea de la pobreza.
Un poder judicial desde donde se instrumentan persecuciones a ciudadanos y ciudadanas, dirigentes y dirigentes sociales, por motivos políticos y no jurídicos.
Mesas judiciales, duplicación de causas, presiones a magistrados y funcionarios, violación de las garantías constitucionales, compra de testigos, relaciones promiscuas de Jueces o funcionarios del Ministerio Público y dirigentes políticos con el ex presidente Mauricio Macri, rebeldías de Fiscales imputados de la comisión de delitos como Stornelli, prisiones arbitrarias, retrogradación de derechos civiles, laborales y políticos.
Miembros del Poder Judicial y el Ministerio Público mezclados con el accionar ilegal de “servicios de inteligencia”, “medios de comunicación” y “operadores políticos”.
Este descrédito, este accionar inconstitucional, este incumplimiento o mal cumplimiento de funciones por parte del Poder Judicial y el Ministerio Publico Fiscal, tiene como máximos responsables sin duda a la cabeza de los mismos, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y al Procurador General, personas que deberían renunciar a sus cargos y permitir la renovación de dichos poderes, lo que en este caso como ciudadanos y ciudadanas pedimos.
Pero también los retrocesos en las estructuras judiciales son consecuencia de un poder judicial y un ministerio público no democráticos y privilegiados, por ello es fundamental producir una reforma que contribuya a la democratización de estas estructuras, como único camino para recuperar la legitimidad perdida y ponerlas al servicio de la Constitución y el pueblo.
Estas estructuras judiciales también son responsables por acción u omisión de haber permitido el ilegal endeudamiento de nuestra Patria, que llega a su punto cúlmine como la deuda absolutamente ilegal e ilegítima contraída con el FMI por parte del gobierno de Mauricio Macri.
#1F Reforma Judicial
#1F Una Justicia que cumpla con la constitución.
#1F Una Justicia que defienda los derechos de la ciudadanía no los agreda. #1F Democratización de la Justicia
#1F Renuncia Jueces de la Corte Suprema
#1F Fin del Lawfare
ADIHEREN:
CCC
ADICUS
CTA San Juan SADOP SUOEM
UTEP San Juan
H.I.J.O.S San Juan SIDUNSJ
CTA de los Trabajadores UTP
MTL
CONADU
La Capitana
Mujeres y Género en Unidad Ciudadana Lealtad Justicialista Chimbas
La Patria del Otro
Agrupación Nacional y Popular 7 de Mayo Agrupación Tengamos Patria San Juan Nuevo Encuentro
Todos Somos Patria
Todos Somos Uno
Movimiento Mayo San Juan
Merenderos de Chimbas
Corriente Clasista y Combativa
Frente Grande San Juan
Federación Nacional Campesino Agrupación Sagrado Corazón de Jesús Merendero Luz y Esperanza
Tendencia Revolucionaria Peronista
La Cámpora
Partido Comunista
Unión Judicial San Juan
Liga Argentina por los Derechos Humanos
Agrupación Aqui k Agrupación
Juana Uzurduy
Partido Igualar

MARCHA 1F
Ante la convocatoria a una protesta frente al Palacio de Tribunales
Organismos de derechos humanos cuestionaron a la Corte Suprema y reclamaron “la democratización del Poder Judicial”
29 de enero de 2022 – 00:35
Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora, H.I.J.O.S. Capital, la APDH y otros organismos de derechos humanos emitieron un documento con duras críticas a la Corte Suprema de Justicia y consideraron “imprescindible la democratización del Poder Judicial”.
“Manifestamos nuestra vocación para confluir con todos los sectores sociales y políticos en este camino de lucha en procura de construir un Poder Judicial y una nueva Corte Suprema de Justicia profundamente democráticos, al servicio de los intereses de nuestros pueblos y del pleno ejercicio de los derechos humanos”, apuntaron a pocos días de la convocatoria de organizaciones sociales, gremiales y de abogados para movilizarse al Palacio de Tribunales.
“Adherimos a las voces que a lo largo y ancho del país se levantan en reclamo de una profunda transformación del sistema judicial y en particular de la completa renovación de la Corte Suprema de Justicia”, sostiene el documento que suscriben también Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, APDH La Matanza y la Asociación Buena Memoria.
“Con esas voces coincidimos”, admiten, y enumeran una lista de críticas que les merece el máximo tribunal: responsabilidad por las demoras en la resolución de juicios por delitos de lesa humanidad, que se traduce en impunidad de genocidas y cómplices civiles; intento de aplicar el beneficio del 2×1, que implicaba liberaciones en masa y fue revertido por la movilización popular y luego el consenso de fuerzas políticas en el Congreso; responsabilidad en contestar recursos de las defensas de presos políticos como Milagro Sala y referentes de la Tupac Amaru que siguen privadas de su libertad.
Para democratizar al Poder Judicial “es necesario que se incorpore la perspectiva de género y de derechos humanos a lo largo de la carrera judicial”, destacan. “Exigimos un Poder Judicial que cumpla con la ley, escuchando a las víctimas, en particular a los sectores históricamente violentados”, y “que no criminalice la pobreza”, añade el escrito que firman la Comisión Memoria-Verdad-Justicia Zona Norte, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
El documento completo
Los organismos de derechos humanos abajo firmantes adherimos a las voces que a lo largo y ancho del país se levantan en reclamo de una profunda transformación del sistema judicial y en particular de la completa renovación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Con esas voces coincidimos, señalando que la Corte Suprema es responsable de demoras de largos años en la resolución de los juicios por delitos de Lesa Humanidad, hecho que consagró la impunidad para gran cantidad de genocidas y responsables civiles de los atroces crímenes cometidos por el terrorismo de Estado todavía sin condena.
No olvidemos que es la misma Corte que intentó aplicar el 2X1 para genocidas, que hubiera implicado la liberación de numerosos criminales condenados, criterio que fue revertido por mayoría gracias a la movilización popular y el consenso de las fuerzas políticas en el Congreso.
También esta Corte es responsable por la desidia o negligencia en contestar los recursos extraordinarios presentados por las defensas de los y las actuales presos y presas políticas, como por ejemplo los presentados por Milagro Sala y los y las referentes de la Tupac Amaru que continúan después de varios años injustamente sin recuperar su libertad.
Consideramos imprescindible la democratización del Poder Judicial, proceso para el cual es necesario se incorpore la perspectiva de género y de derechos humanos a lo largo de la carrera judicial, así como la obligatoriedad de dar respuesta en tiempos adecuados a las presentaciones y recursos extraordinarios que presenta la ciudadanía.
Exigimos un Poder Judicial que cumpla con la ley, escuchando a las víctimas, en particular a los sectores históricamente discriminados, las infancias violentadas, las víctimas de violencia de género, los integrantes de pueblos originarios desconocidos en sus derechos y las víctimas de violencia institucional que siguen enlutando a la sociedad argentina. Un poder judicial que no criminalice la pobreza.
Por todo ello manifestamos nuestra vocación para confluir con todos los sectores sociales y políticos en este camino de lucha en procura de construir un Poder Judicial y una nueva Corte Suprema de Justicia profundamente democráticos, al servicio de los intereses de nuestros pueblos y del pleno ejercicio de los derechos humanos.
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Abuelas de Plaza de Mayo
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
H.I.J.O.S. Capital
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos – La Matanza
Asociación Buena Memoria
Comisión Memoria Verdad Justicia – Zona Norte
Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa cruz
Fundación Memoria Histórica y Social Argentina
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
EL ASESINATO DE ANA MARIA MORAL
9º JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD | MENDOZA
21-12-2021 | En la última audiencia del año declararon Nancy Raganato, hermana del desaparecido Billy Lee Hunt, y Eloy Camus, quien conoció en San Juan a Ana María Moral. El juicio retoma sus actividades el viernes 4 de febrero a las 9:30.
Billy Lee Hunt y Ana María Moral fueron víctimas de la represión en abril de 1977, mes en el que se orquestó un operativo contra militantes de Montoneros. En esta audiencia, la última del 2021, dos personas prestaron testimonios por hechos de aquel momento: Nancy Raganato, presencial en la sala de audiencias, y Eloy Camus, por videollamada desde San Juan.
El secuestro de Billy Lee Hunt
Nancy Raganato es la hermana menor de Billy Lee Hunt, por quien brindó testimonio en 2014. Su tío paterno, Alberto Raganato, es uno de los imputados del presente juicio como integrante de la Aeronáutica. No obstante, no está acusado por la desaparición de Hunt. El tribunal y las partes entendieron que esta circunstancia, además de que el vínculo de la testigo es más cercano con la víctima, no condicionaba su declaración según las generales de la ley.

Billy era hijo de la madre de Nancy en primeras nupcias. Hasta poco antes de su desaparición compartían vivienda en un complejo de departamentos, pero Billy decidió mudarse con un amigo Rafael Bonino para no complicar a su familia. El secuestro se produjo en la calle, el 8 de abril de 1977. Dos días después allanaron el departamento de Bonino, que se había refugiado en otro domicilio: “Se llevaron todo lo que había (…) hasta el calefón”, refirió la testigo.
Según su hermana, Hunt estaba de novio con “Blanca Marchesi” [Cremaschi]. Esa mañana Billy se despidió de su novia para ir a una reunión en Las Heras y aseguró que volvía, pero no regresó.
El fiscal Daniel Rodríguez Infante consultó a la testigo sobre hechos previos de persecución. Nancy relató que antes del secuestro, posiblemente en marzo, dos personas jóvenes de unos cuarenta años visitaron el complejo preguntado por el apellido Hunt con la excusa de ubicar a unas empleadas chilenas. En otra ocasión unos hombres preguntaron directamente por él y su madre los hizo ingresar mientras Billy se bañaba. Pidieron agua, siguieron a la mujer hasta la cocina y finalmente se fueron sin esperarlo.
Luego de la desaparición, la madre de Nancy recurrió a Alberto Raganato, pero “no sabía nada”. Por el contrario, le preguntó los nombres de los amigos del joven desaparecido. A raíz de estos hechos cortaron relación con el militar. “Mi hermana iba todos los días al Comando y a la Policía”, explicó Nancy. En esas reuniones le hacían las mismas preguntas respecto de las personas que frecuentaba Billy.
Sobre el asesinato de Ana María Moral: “Juan, la mataron”
La segunda persona en declarar fue Eloy Camus, militante de la Juventud Peronista —Montoneros— y nieto del gobernador de San Juan entre 1973 y 1976. Prestó testimonio por los sucesos relativos al asesinato de Ana María Moral, a quien conoció en la provincia vecina. Ya se ha referido a ella en juicios anteriores y aquellas declaraciones son tenidas en cuenta en el proceso actual pero el fiscal le hizo algunas preguntas para precisar sus palabras.
Camus relató que en abril del 77 tuvo “un mal presentimiento” y se dirigió a la compañía de teléfonos para llamar a un número que Ana María Moral —a quien él conocía por sus apodos: Betty o “la petisa”— le había hecho memorizar al revés. Preguntó por Dora o Dorita, porque sabía que la iba a atender alguien de la familia, y la atendió la madre de Ana María. Él se presentó como “Juan, de San Juan”; ella le dijo “Juan, la mataron” y se largó a llorar. “Ahí me quebré y así me enteré yo lo que le había pasado a Ana María”, precisó el testigo.
En 1978 —antes del Mundial de Fútbol—, mientras hacía el servicio militar en el Regimiento de Infantería de Montaña II, lo enviaron con un grupo a custodiar el estadio mundialista en Mendoza. Una vez arribado a la provincia, buscó en la guía telefónica número por número hasta encontrar el que él había aprendido de memoria hasta encontrarlo. Ubicó la dirección y se dirigió a la casa de la familia Moral. Lo atendió la madre y se volvió a presentar: “Juan, de San Juan”. La mujer lo hizo pasar al living, llamó a su marido y le contaron los sucesos. Con preocupación, dijeron, le habían pedido a Ana María —recién allí conoció su nombre real— “que dejara, que la iban a matar, pero ella no quiso”. El mismo consejo le dieron al muchacho.
En otra oportunidad volvió a la casa de la familia Moral y recordó que la vivienda había quedado “derruida por el terremoto” —de 1985—. Allí lo atendió el hermano. A la madre la volvió a ver cuando era ya muy mayor, cuando hicieron un acto en Mendoza “cerca del parque”, en un lugar de detenidas mujeres —probablemente se refería al Casino de Suboficiales—.

Entre esas visitas pudo reconstruir el operativo en el que cayó Ana María. Refirió que la habían herido y así entró a la iglesia de Fátima. Allí, un sacerdote y un dragoneante la desarmaron y la entregaron al Ejército. En este punto, Eloy Camus hizo una aclaración importante. Mencionó que el abogado Martín Maffezzini, de la Cámara Federal de Mendoza en San Juan, junto con un camarista sanjuanino y otra mujer le mostraron fotografías de gente muerta y, entre ellas, había tres de la morgue de Ana María Moral: “Claramente se podía identificar un tiro en la pierna, un tiro en el corazón y un tiro en la sien”, remarcó el testigo. Además, manifestó que cada vez que ha declarado, ha reclamado esas fotos: “No me voy a olvidar más en mi vida”.
Esas imágenes, explicó Camus, contradicen completamente el relato de un supuesto enfrentamiento que hace el tribunal militar, a cargo del coronel Solibere, que absuelve a quienes actuaron. “Lo que no puede explicar el coronel Solibere es cómo hace ese milagro de correr con un tiro en el corazón y un tiro en la sien”. Ella murió desarmada, fue entregada viva, aseguró el testigo. También tuvo acceso al informe de los forenses gracias al abogado Horacio Méndez Carrera —representante legal de la embajada de Francia en Argentina en la causa por Marie Anne Erice—, quien pidió copia de aquellos peritajes.
El fiscal, Daniel Rodríguez Infante, le agradeció el aporte al testigo y le aseguró hay fotos de necropsias incorporadas a la causa de esta jurisdicción y probablemente entre ellas se encontraran las de Ana María Moral. En general, todo lo que fue parte de las causas federales de años atrás son prueba también en estos juicios. De hecho, el cuerpo de Ana María Moral es uno de los localizados en el Cuadro 33 del Cementerio de la Capital y esa información también forma parte de este proceso.
Antes de finalizar su testimonio, Eloy Camus aseguró que la desaparición de Gisela Tenenbaum —a quien también conoció en San Juan— estaba relacionada con el operativo en el que asesinaron a Moral: “El día que la matan es la última vez a la noche que Gisela se comunica con su familia”, según supo por Heidi Tenenbaum, la hermana. Alguien en Mendoza le dijo a Camus que el compañero que iba con Ana María Moral y no se puede identificar era probablemente Billy Lee Hunt.
La próxima audiencia es el 4 de febrero a las 9:30.
LA HIJA DE UNA DE SUS VICTIMAS SE ENCONTRO AL GENOCIDA CONDENADO A PERPETUA POR LA MUERTE DE SU PADRE

LA AMENZA QUE NO CESA
Maldita coincidencia: un diálogo sobre la desaparición forzada y el gatillo fácil
El recorrido por los rasgos de estos delitos cometidos por las fuerzas de seguridad estatales. Su continuidad en la democracia y sus aspectos fundamentales.
28/11/2021

El lunes 8 de noviembre a la madrugada, en el contexto de una razia policial que derivó en persecución, murió Lautaró Rosé (18 años) ahogado en la Costanera Sur de la ciudad de Corrientes. Estuvo desaparecido dos días y su amigo, que huía junto a él fue brutalmente golpeado por la policía y amenazado de muerte para acallarlo. La mañana del 17 de este mismo mes Lucas González (17 años) fue baleado por tres policías que habían interceptado el auto en que volvía junto a su amigo de un entrenamiento del club Barracas Central. Los oficiales, entre ellos un inspector, falsearon los hechos premeditadamente cuando tuvieron que reportar lo sucedido. La madrugada del 18 del corriente mes Alejandro Martínez (35 años) fue apresado por la policía en un hotel de San Clemente del Tuyú y trasladado a la Comisaría N° 3, donde fue presuntamente torturado y asesinado a golpes por la propia policía.
Ariel Pennisi: Las estadísticas, a la par de la hendidura que dejan los casos revisados cada uno en su especificidad, son brutales, nuestro sistema democrático cobija un comportamiento de las fuerzas de seguridad que parece traspasar signos partidarios y fronteras provinciales e incluso municipales. En democracia, lo constatamos todos los años, varias veces por año, las distintas fuerzas matan e intentan casi protocolarmente a esconder sus acciones. ¿Hay reglas no escritas para ese corporativismo? Además, estás trabajando en una investigación sobre desaparición en democracia. En relación a ese trabajo, dos preguntas: ¿existe un vínculo entre casos de “gatillo fácil” y violencia policial y desaparición forzada? En ese caso, ¿cómo caracterizás ese vínculo?; ¿qué hipótesis temprana fue apareciendo específicamente sobre las desapariciones forzadas en democracia?
Bruno Napoli: En primer lugar, la Desaparición Forzada de Personas (DFP) es un delito complejo tipificado en nuestro código penal de manera reciente (2011). ¿Pero qué implica y en qué se diferencia de un secuestro? Pues bien, en la Desaparición Forzada interviene el Estado, es decir, que funcionarios estatales (o individuos particulares con su ayuda o acuerdo) participan en el secuestro y desaparición de un ciudadano, pero además niegan información sobre el paradero de la víctima. Un delito que si bien ha sido marca represiva en los años de la dictadura (como parte de un plan sistemático para atacar a una parte de la población) continuó en democracia, ya con otra dinámica, es decir, no como un plan sistemático. Pensemos que desde 1983 a la fecha, son casi 200 las personas desaparecidas de manera forzada o involuntaria (como crimen de Estado). Y el formato es otro: no se detecta un ataque sistemático a una parte de la población por razones políticas o de otro tipo. Es más bien una operatividad represiva (y delictiva, por supuesto) que las fuerzas de seguridad federales y/o provinciales aplican a la hora de actuar en el contexto de su función securitaria. Tal vez, hablar de “violencia policial” no sea correcto o suficiente, pues las policías son fuerzas civiles armadas (no militares, a excepción de la Gendarmería) que tienen la potestad de usar la violencia como elemento ordenador de aplicación de las leyes (de hecho, son auxiliares de la justicia). El problema, entonces, no sería “la violencia” en sí, sino la comisión de delitos aprovechando esa potestad de violencia. En esa línea de razonamiento, operar en la calle y asesinar a balazos a alguien por “sospechas” sería un delito y no un “exceso” como se lo llama para bajarle el precio al hecho aberrante. Y siguiendo esa ratio delictiva, la desaparición se nos presenta como un delito extremo en esta operatividad represiva, pues es permanente, imprescriptible y “pluriofensivo”. Es la extracción aberrante de un ser humano de su línea vital para siempre, donde no queda ni siquiera un cuerpo para sepultar. En este punto, cometer el delito de secuestrar a un ciudadano (donde el perpetrador es el Estado) privarlo de su libertad, de su vida, y luego desaparecer su cuerpo, sobrepasa los límites de la violencia o la represión en sí misma. Pero comparte con el asesinato en la vía pública (lo que se denomina “gatillo fácil”) una operatividad de las fuerzas que dejan como responsable primario al Estado en su conjunto, pues son funcionarios públicos los que cometen estos delitos gravísimos. E insistimos, no son excesos en su función, que sería el uso racional de la fuerza, como dicen todos los manuales de seguridad en el mundo occidental, son delitos aberrantes y punto.
En segundo lugar, la realidad del hecho, inaudible aun para gran parte de la sociedad y para el Estado en sus expresiones burocráticas, ha demostrado una pasmosa continuidad en el tiempo a pesar de los gobiernos de distinto signo. Y una primera hipótesis podría indicarnos que no estamos frente a un “plan sistemático” como en dictadura, sino mas bien ante una forma de disciplinamiento interno de las FFSS, que anida en la obediencia corporativa de esconder las pruebas ante la comisión de un delito. E incluso fabricar pruebas falsas, pues un denominador común de la desaparición forzada (tanto para el derecho local como internacional) es la usina de rumores que salen de los mismos funcionarios, entregando datos inverosímiles a las familias (y a los medios) sobre el paradero imaginario del desaparecido (“se escapó del país”, “está con una pareja viajando”, “se escondió”, etc.). No es un dato menor que los números indiquen que cada gobierno (radical, peronista, de derecha o progresista) tuvo la misma cantidad de desaparecidos por año. Estos datos duros son una muestra de su continuidad y práctica, más interna que externa, independiente del ejecutivo de turno.
AP: ¿Qué peso tiene la legislación en un contexto tan determinado por redes de complicidad y capacidad operativa de los perpetradores de esos crímenes de Estado? ¿Cómo evaluás la relación entre legislación vigente acerca de la desaparición forzada y la posibilidad de llevar adelante procesos con resultados efectivos?
BN: En este punto no es dable entender la desaparición forzada sin comprender en su dimensión total la relación entre poder político, poder judicial y FFSS. Comenzando por el final, es una verdad de Perogrullo que las FFSS son funcionales a los otros dos poderes, pues representan un tipo de intervención “callejera” necesaria (al tener que lidiar con la cotidiana del delito común, privado) pero que termina siendo recaudatoria en términos materiales y simbólicos. Simbólicos porque se llenan interminables planillas de “detenciones” o “secuestros de droga” (por poner solo dos ejemplos) que justifican la acción de las fuerzas y arman el “como si” de jueces y políticos. Un teatro de operaciones donde se pueden mostrar resultados de la capacidad de policía estatal (en sus tres expresiones) para combatir el delito. Pero en términos materiales, esta operatoria teatralizada (donde menudeo y “perejiles” se turnan para pasar alguna noche en la comisaría) deriva en una recaudación material que alimenta espacios particulares del funcionariado y no conducen a una reducción real del delito. ¿Por qué es importante esto? Porque cuando, por la razón que fuera, un funcionario estatal participa de una desaparición forzada, la relación promiscua de poderes hace que ninguna investigación prospere. Revisando cada caso sobre el tema específico de desaparición forzada, los cuerpos casi nunca aparecen, las condenas no llegan (salvo contadas excepciones) y los casos quedan en el olvido. Además, las familias quedan desamparadas por el Estado, ya que no tienen casi ninguna posibilidad de saber qué fue de sus seres queridos, y esto si es que sobreviven a la desaparición, pues en muchos casos, testigos y familiares son amenazados o asesinados sin más.
En este punto, el haber logrado que la desaparición forzada se haya tipificado en nuestro código penal, ya no como delito de lesa humanidad, sino como un delito complejo particular, debería facilitar las cosas, pues en la investigación no debería demostrarse un “plan sistemático” (como es el caso de los delitos de lesa humanidad), con la dificultad que ello significa, sino solo la intervención del Estado en la desaparición, lo que permitiría ir directo a los responsables e intentar conocer el destino final del desaparecido. Pero la complicidad promiscua antes mencionada anula incluso esta oportunidad que ha dado la tipificación del delito para su resolución.
AP: Hay quienes señalan que algunas policías cuentan con mayor holgura por parte de los códigos y leyes locales para cometer delitos graves como el asesinato o la desaparición forzada…
BN: En la desaparición forzada en democracia, la intervención de fuerzas federales o provinciales no ha hecho distingos a la hora de cometer este delito aberrante y estatal. Los casos se desparraman por todo el país y los datos son desoladores. Pero es cierto que, en algunas provincias, las leyes orgánicas de las FFSS han facilitado la comisión de este y otros delitos (tanto la desaparición como los casos de “gatillo fácil”). Y esto se debe a que algunas fuerzas aun cuentan con potestad para detener y retener ciudadanos por simple “merodeo”, por “sospechas” o por la famosa “averiguación de antecedentes”. Si a estas potestades arbitrarias le sumamos la actuación delictiva de usar la violencia de forma irracional, los fines recaudatorios y la complicidad de los poderes burocráticos antes mencionados, tenemos un coctel ideal para la desaparición forzada o involuntaria.
AP: Daría la impresión de que la transformación que se necesita excede la mera “capacitación” o incluso la formación humanista o en Derechos Humanos de las fuerzas… Es decir, está muy arraigada una lógica de funcionamiento y el tipo de sujeto que la historia reciente de las fuerzas de seguridad forja nos vuelve pesimistas al respecto. ¿Qué desafíos te parece que existen en el plano de la formación, entendida como fomento de un tipo de sujeto antes que como transmisión de conocimientos? O bien, ¿con qué otras políticas o dimensiones podría articularse una formación en ese sentido?
BN: Es muy complejo el delito de la desaparición forzada como para pensar soluciones únicas o centradas en un solo actor. Como señalamos, intervienen varios actores públicos o estatales a la hora de la comisión de este y otros delitos en el marco del uso de la fuerza de estos “auxiliares de la justicia”. Si la recaudación simbólica y material de esta acción beneficia a varios, no alcanzaría con la formación humanística de un solo actor. Debería ampliarse la forma de control civil en todos los espacios públicos, con fines de transparentar el funcionamiento de cada uno. Si los jueces y fiscales de la República son elegidos a dedo de acuerdo al padrinazgo político de turno y las direcciones de las Fuerzas también corren el mismo camino, la que está desdibujada es la línea que separa lo legal de lo ilegal dentro del mismo Estado. La formación democrática siempre sirve, siempre será necesaria para el funcionariado público (en todos los niveles), pero no hay resultados positivos posibles sin un control democrático sobre los vínculos de ese funcionariado con el delito. Y cuando hablamos de delito no solo nos referimos al asesinato o la desaparición, sino también a la recaudación por medio de la administración de los delitos comunes o a la elección de un juez o un fiscal en un concurso arreglado. Como mencionamos ya, la desaparición forzada de personas en democracia es aun inaudible para gran parte de la sociedad. Pero también lo es para la clase política (sean progresistas o conservadores, no importa en este punto), pues a la hora de administrar la cosa pública, pesa sobremanera la alianza simbólica y material de los poderes estatales que, además de administrar la cosa pública, administran también el delito privado.
Bruno Nápoli es historiador, docente, ensayista, especialista en delito económico y Derechos Humanos, trabajó con el archivo de Osvaldo Bayer durante más de 15 años, formó parte de la oficina de DDHH de la Comisión Nacional de Valores. Cuenta con una larga trayectoria como investigador y divulgador, editó a Osvaldo Bayer, es autor de En nombre de mayo (2014), coautor de La dictadura del capital financiero (2014) y autor de numerosos artículos y ensayos en libros y revistas.
Maldita coincidencia: un diálogo sobre la desaparición forzada y el gatillo fácil




