LA AMENZA QUE NO CESA
Maldita coincidencia: un diálogo sobre la desaparición forzada y el gatillo fácil
El recorrido por los rasgos de estos delitos cometidos por las fuerzas de seguridad estatales. Su continuidad en la democracia y sus aspectos fundamentales.
28/11/2021
El lunes 8 de noviembre a la madrugada, en el contexto de una razia policial que derivó en persecución, murió Lautaró Rosé (18 años) ahogado en la Costanera Sur de la ciudad de Corrientes. Estuvo desaparecido dos días y su amigo, que huía junto a él fue brutalmente golpeado por la policía y amenazado de muerte para acallarlo. La mañana del 17 de este mismo mes Lucas González (17 años) fue baleado por tres policías que habían interceptado el auto en que volvía junto a su amigo de un entrenamiento del club Barracas Central. Los oficiales, entre ellos un inspector, falsearon los hechos premeditadamente cuando tuvieron que reportar lo sucedido. La madrugada del 18 del corriente mes Alejandro Martínez (35 años) fue apresado por la policía en un hotel de San Clemente del Tuyú y trasladado a la Comisaría N° 3, donde fue presuntamente torturado y asesinado a golpes por la propia policía.
Ariel Pennisi: Las estadísticas, a la par de la hendidura que dejan los casos revisados cada uno en su especificidad, son brutales, nuestro sistema democrático cobija un comportamiento de las fuerzas de seguridad que parece traspasar signos partidarios y fronteras provinciales e incluso municipales. En democracia, lo constatamos todos los años, varias veces por año, las distintas fuerzas matan e intentan casi protocolarmente a esconder sus acciones. ¿Hay reglas no escritas para ese corporativismo? Además, estás trabajando en una investigación sobre desaparición en democracia. En relación a ese trabajo, dos preguntas: ¿existe un vínculo entre casos de “gatillo fácil” y violencia policial y desaparición forzada? En ese caso, ¿cómo caracterizás ese vínculo?; ¿qué hipótesis temprana fue apareciendo específicamente sobre las desapariciones forzadas en democracia?
Bruno Napoli: En primer lugar, la Desaparición Forzada de Personas (DFP) es un delito complejo tipificado en nuestro código penal de manera reciente (2011). ¿Pero qué implica y en qué se diferencia de un secuestro? Pues bien, en la Desaparición Forzada interviene el Estado, es decir, que funcionarios estatales (o individuos particulares con su ayuda o acuerdo) participan en el secuestro y desaparición de un ciudadano, pero además niegan información sobre el paradero de la víctima. Un delito que si bien ha sido marca represiva en los años de la dictadura (como parte de un plan sistemático para atacar a una parte de la población) continuó en democracia, ya con otra dinámica, es decir, no como un plan sistemático. Pensemos que desde 1983 a la fecha, son casi 200 las personas desaparecidas de manera forzada o involuntaria (como crimen de Estado). Y el formato es otro: no se detecta un ataque sistemático a una parte de la población por razones políticas o de otro tipo. Es más bien una operatividad represiva (y delictiva, por supuesto) que las fuerzas de seguridad federales y/o provinciales aplican a la hora de actuar en el contexto de su función securitaria. Tal vez, hablar de “violencia policial” no sea correcto o suficiente, pues las policías son fuerzas civiles armadas (no militares, a excepción de la Gendarmería) que tienen la potestad de usar la violencia como elemento ordenador de aplicación de las leyes (de hecho, son auxiliares de la justicia). El problema, entonces, no sería “la violencia” en sí, sino la comisión de delitos aprovechando esa potestad de violencia. En esa línea de razonamiento, operar en la calle y asesinar a balazos a alguien por “sospechas” sería un delito y no un “exceso” como se lo llama para bajarle el precio al hecho aberrante. Y siguiendo esa ratio delictiva, la desaparición se nos presenta como un delito extremo en esta operatividad represiva, pues es permanente, imprescriptible y “pluriofensivo”. Es la extracción aberrante de un ser humano de su línea vital para siempre, donde no queda ni siquiera un cuerpo para sepultar. En este punto, cometer el delito de secuestrar a un ciudadano (donde el perpetrador es el Estado) privarlo de su libertad, de su vida, y luego desaparecer su cuerpo, sobrepasa los límites de la violencia o la represión en sí misma. Pero comparte con el asesinato en la vía pública (lo que se denomina “gatillo fácil”) una operatividad de las fuerzas que dejan como responsable primario al Estado en su conjunto, pues son funcionarios públicos los que cometen estos delitos gravísimos. E insistimos, no son excesos en su función, que sería el uso racional de la fuerza, como dicen todos los manuales de seguridad en el mundo occidental, son delitos aberrantes y punto.
En segundo lugar, la realidad del hecho, inaudible aun para gran parte de la sociedad y para el Estado en sus expresiones burocráticas, ha demostrado una pasmosa continuidad en el tiempo a pesar de los gobiernos de distinto signo. Y una primera hipótesis podría indicarnos que no estamos frente a un “plan sistemático” como en dictadura, sino mas bien ante una forma de disciplinamiento interno de las FFSS, que anida en la obediencia corporativa de esconder las pruebas ante la comisión de un delito. E incluso fabricar pruebas falsas, pues un denominador común de la desaparición forzada (tanto para el derecho local como internacional) es la usina de rumores que salen de los mismos funcionarios, entregando datos inverosímiles a las familias (y a los medios) sobre el paradero imaginario del desaparecido (“se escapó del país”, “está con una pareja viajando”, “se escondió”, etc.). No es un dato menor que los números indiquen que cada gobierno (radical, peronista, de derecha o progresista) tuvo la misma cantidad de desaparecidos por año. Estos datos duros son una muestra de su continuidad y práctica, más interna que externa, independiente del ejecutivo de turno.
AP: ¿Qué peso tiene la legislación en un contexto tan determinado por redes de complicidad y capacidad operativa de los perpetradores de esos crímenes de Estado? ¿Cómo evaluás la relación entre legislación vigente acerca de la desaparición forzada y la posibilidad de llevar adelante procesos con resultados efectivos?
BN: En este punto no es dable entender la desaparición forzada sin comprender en su dimensión total la relación entre poder político, poder judicial y FFSS. Comenzando por el final, es una verdad de Perogrullo que las FFSS son funcionales a los otros dos poderes, pues representan un tipo de intervención “callejera” necesaria (al tener que lidiar con la cotidiana del delito común, privado) pero que termina siendo recaudatoria en términos materiales y simbólicos. Simbólicos porque se llenan interminables planillas de “detenciones” o “secuestros de droga” (por poner solo dos ejemplos) que justifican la acción de las fuerzas y arman el “como si” de jueces y políticos. Un teatro de operaciones donde se pueden mostrar resultados de la capacidad de policía estatal (en sus tres expresiones) para combatir el delito. Pero en términos materiales, esta operatoria teatralizada (donde menudeo y “perejiles” se turnan para pasar alguna noche en la comisaría) deriva en una recaudación material que alimenta espacios particulares del funcionariado y no conducen a una reducción real del delito. ¿Por qué es importante esto? Porque cuando, por la razón que fuera, un funcionario estatal participa de una desaparición forzada, la relación promiscua de poderes hace que ninguna investigación prospere. Revisando cada caso sobre el tema específico de desaparición forzada, los cuerpos casi nunca aparecen, las condenas no llegan (salvo contadas excepciones) y los casos quedan en el olvido. Además, las familias quedan desamparadas por el Estado, ya que no tienen casi ninguna posibilidad de saber qué fue de sus seres queridos, y esto si es que sobreviven a la desaparición, pues en muchos casos, testigos y familiares son amenazados o asesinados sin más.
En este punto, el haber logrado que la desaparición forzada se haya tipificado en nuestro código penal, ya no como delito de lesa humanidad, sino como un delito complejo particular, debería facilitar las cosas, pues en la investigación no debería demostrarse un “plan sistemático” (como es el caso de los delitos de lesa humanidad), con la dificultad que ello significa, sino solo la intervención del Estado en la desaparición, lo que permitiría ir directo a los responsables e intentar conocer el destino final del desaparecido. Pero la complicidad promiscua antes mencionada anula incluso esta oportunidad que ha dado la tipificación del delito para su resolución.
AP: Hay quienes señalan que algunas policías cuentan con mayor holgura por parte de los códigos y leyes locales para cometer delitos graves como el asesinato o la desaparición forzada…
BN: En la desaparición forzada en democracia, la intervención de fuerzas federales o provinciales no ha hecho distingos a la hora de cometer este delito aberrante y estatal. Los casos se desparraman por todo el país y los datos son desoladores. Pero es cierto que, en algunas provincias, las leyes orgánicas de las FFSS han facilitado la comisión de este y otros delitos (tanto la desaparición como los casos de “gatillo fácil”). Y esto se debe a que algunas fuerzas aun cuentan con potestad para detener y retener ciudadanos por simple “merodeo”, por “sospechas” o por la famosa “averiguación de antecedentes”. Si a estas potestades arbitrarias le sumamos la actuación delictiva de usar la violencia de forma irracional, los fines recaudatorios y la complicidad de los poderes burocráticos antes mencionados, tenemos un coctel ideal para la desaparición forzada o involuntaria.
AP: Daría la impresión de que la transformación que se necesita excede la mera “capacitación” o incluso la formación humanista o en Derechos Humanos de las fuerzas… Es decir, está muy arraigada una lógica de funcionamiento y el tipo de sujeto que la historia reciente de las fuerzas de seguridad forja nos vuelve pesimistas al respecto. ¿Qué desafíos te parece que existen en el plano de la formación, entendida como fomento de un tipo de sujeto antes que como transmisión de conocimientos? O bien, ¿con qué otras políticas o dimensiones podría articularse una formación en ese sentido?
BN: Es muy complejo el delito de la desaparición forzada como para pensar soluciones únicas o centradas en un solo actor. Como señalamos, intervienen varios actores públicos o estatales a la hora de la comisión de este y otros delitos en el marco del uso de la fuerza de estos “auxiliares de la justicia”. Si la recaudación simbólica y material de esta acción beneficia a varios, no alcanzaría con la formación humanística de un solo actor. Debería ampliarse la forma de control civil en todos los espacios públicos, con fines de transparentar el funcionamiento de cada uno. Si los jueces y fiscales de la República son elegidos a dedo de acuerdo al padrinazgo político de turno y las direcciones de las Fuerzas también corren el mismo camino, la que está desdibujada es la línea que separa lo legal de lo ilegal dentro del mismo Estado. La formación democrática siempre sirve, siempre será necesaria para el funcionariado público (en todos los niveles), pero no hay resultados positivos posibles sin un control democrático sobre los vínculos de ese funcionariado con el delito. Y cuando hablamos de delito no solo nos referimos al asesinato o la desaparición, sino también a la recaudación por medio de la administración de los delitos comunes o a la elección de un juez o un fiscal en un concurso arreglado. Como mencionamos ya, la desaparición forzada de personas en democracia es aun inaudible para gran parte de la sociedad. Pero también lo es para la clase política (sean progresistas o conservadores, no importa en este punto), pues a la hora de administrar la cosa pública, pesa sobremanera la alianza simbólica y material de los poderes estatales que, además de administrar la cosa pública, administran también el delito privado.
Bruno Nápoli es historiador, docente, ensayista, especialista en delito económico y Derechos Humanos, trabajó con el archivo de Osvaldo Bayer durante más de 15 años, formó parte de la oficina de DDHH de la Comisión Nacional de Valores. Cuenta con una larga trayectoria como investigador y divulgador, editó a Osvaldo Bayer, es autor de En nombre de mayo (2014), coautor de La dictadura del capital financiero (2014) y autor de numerosos artículos y ensayos en libros y revistas.
Maldita coincidencia: un diálogo sobre la desaparición forzada y el gatillo fácil
Seminario Internacional | La lucha contra la tortura
Serán dos jornadas en homenaje al Dr. Juan Méndez, quien recibirá el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo por su inclaudicable lucha por la erradicación de la tortura en el mundo. Contará con la participación de juristas internacionales especialistas en la temática. Actividad abierta y gratuita.
El próximo martes 30 de noviembre a las 14.30, la Universidad Nacional de Cuyo hará entrega del Doctorado Honoris Causa a Juan Ernesto Mendez pilar fundamental en la lucha contra la tortura en el mundo. Coronará el acto, una conferencia magistral del nombrado.
Ese martes y el jueves, llevaremos adelante un seminario internacional de lujo sobre la tortura en el derecho internacional en homenaje a nuestro doctor H.C.
Quedan cordialmente invitadxs!
Aquí el link de inscripción e info del seminario: https://derecho.uncuyo.edu.ar/seminario-internacional-la-lucha-contra-la-tortura?fbclid=IwAR0-cmkSBNxpJbJueP8qHrksnoxi88z7DmIqyxdSNk3R2unA1ALtYvuf_vU
LOS HIJOS PERDIDOS EN LOS AÑOS DE PLOMO
Una familia de Entre Ríos encontró a su hija, apropiada en 1978 en Buenos Aires: “Muchas madres no saben que estamos vivos”
Lourdes tiene 43 años, vive en Córdoba y acaba de encontrar a su mamá, a su papá y a su hermana, a través del Banco Nacional de Datos Genéticos. Una búsqueda de identidad de origen resuelta a tiempo. Y una herramienta esperanzadora para madres que están buscando hijos nacidos entre 1974 y 1983.
Una pareja de Colón, Entre Ríos, se encontrará este fin de semana con la hija de la que se desvinculó hace cuatro décadas, cuando era una beba de meses y vivían en Buenos Aires. Lourdes Icoff (43) buscaba su origen biológico desde la adolescencia. Ahora sabe que su madre es Nélida Soria (82). Ambas recibieron la noticia de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) la semana pasada, y tuvieron un conmovedor primer encuentro virtual junto a Juan Rudis Correa y Sandra Correa Soria, que son el papá y la hermana de Lourdes. “Fue muy fuerte. Estoy súper feliz. No caigo”, dice Lourdes. Ella había acudido a Conadi hacía años y había dado negativo al ser comparada, en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), con las familias que buscan a los hijos de los detenidos-desaparecidos. Nélida, por su parte, lo hizo este año, al enterarse de que ahora también pueden dejar su muestra genética allí las mujeres que buscan hijos nacidos entre 1974 y 1983.
Lourdes vive en Unquillo, Córdoba. Siempre supo que era “adoptada”, y a los 15 años empezó a buscar a su familia biológica. Hoy los puentes con el hombre que la anotó con su apellido y luego, ante su demanda, le fue dando versiones de la historia –sin ahorrar en crueldades–, están rotos. Ella se crió con la madre de él y tuvo una infancia feliz. El caso tiene muchas zonas grises y es parte de una investigación en curso. Pero haber encontrado a su familia biológica, además de un vuelco emocional indescriptible, empieza a sumar piezas al rompecabezas de su vida.
Los Correa Soria son uruguayos. En 1978 estaban viviendo en Buenos Aires con su hija Sandra, de ocho años, montevideana, y una beba de pocos meses nacida en Argentina. Eran vendedores ambulantes y vivían en una pensión en el barrio porteño de Once. En plena dictadura, y en esas condiciones de gran informalidad, estaban regalados para el hostigamiento de los militares. Sandra recuerda que salían muy poco, que la plaza Miserere estaba siempre sitiada y sobrevolaban helicópteros, y que a su padre se lo llevaban detenido seguido.
El quiebre familiar se produjo durante una redada que puso a esta familia en una situación inhumana. Sandra lo recuerda así: “Mi papá no estaba, estábamos yo, mi mamá y la bebé en la pieza. A la noche tocaron pidiendo documentación. Nos dijeron que nos teníamos que ir porque éramos extranjeros. A la mañana siguiente pegan una patada en nuestra puerta, abren, empezamos a gritar. Alguien dice: ‘Hacé callar a esa pendeja, porque si no, no la vas a ver más’. Decían que mi papá era montonero, pero jamás fue así, mis padres jamás estuvieron en política”.
También recuerda el llanto de su madre en el momento desgarrador en que ambas se vieron forzadas a irse del país y separarse de la beba, a la que querían llamar Sofía, pero que no habían llegado a anotar. Y recuerda a un vecino de la pensión. Según esta reconstrucción familiar hecha por décadas, este hombre –que habría trabajado en el hospital de Campo de Mayo– les dijo que cuidaría de la beba unos días, hasta que pudieran volver por ella. Pero con los datos que tenían nunca más pudieron localizarla, y todas las puertas que golpearon, empezando por la de la pensión, se les fueron cerrando.
Después de la dictadura vivieron otras vez en Buenos Aires, en distintos barrios, hasta que se instalaron en Colón, donde trataron de seguir adelante, acomodando el dolor como se pudo. Sandra dice: “Siempre tuve este trauma, y pensaba ‘no me voy a morir sin conocer a mi hermana’”. Ahora la encontró.
“Muchas madres no saben que estamos vivos”
Mariano Landeira trabaja vendiendo pochoclo en un carrito en el parque y en la playa de Colón, donde también tienen un puesto los Correa Soria. Él tiene 46 años, fue apropiado en 1975 y busca su origen biológico. Este invierno, a partir de un posteo que él hizo sobre su caso en las redes sociales, Sandra le contó la historia de su hermanita e intercambiaron historias dolorosas, de las que nunca habían hablado. Conmovido por el relato, Mariano le contó que las mujeres que buscan hijos nacidos entre 1974 y 1983 ahora también tenían la posibilidad de dejar su sangre en el BNDG, y la guió para que se contactara con la Conadi. Sandra tomó la sugerencia y avanzó con esta nueva opción.
Un equipo viajó entonces a Colón para extraer una muestra de material genético de Nélida, que, cotejado con las muestras almacenadas en el Banco de quienes buscan sus orígenes, dio positivo con Lourdes. La conmoción fue total. Sandra reflexiona: “Esto es algo muy loco, porque yo soy una testigo que vi todo y recuerdo todo, ahora se encontró a una persona, y mi mamá vive, mi papá vive, mi hermana vive. Cuando le contaron, mi mamá lloraba, pedía perdón. Quiero que sepan que se puede ir [a Conadi], que hay muchas posibilidades”.
Mariano dice: “Muchas madres no saben que estamos vivos. Y también hay madres que entregaron un bebé voluntariamente y pueden estar arrepentidas, y no saben cómo encarar la búsqueda. Si mi mamá diera la muestra de sangre me encuentra. Eso es lo que hay que difundir. Y por eso es la lucha de para que el Banco de Datos Genético esté abierto a todo tipo de fecha y época”.
Él nació en febrero de 1975 en Wilde (Avellaneda, provincia de Buenos Aires) y fue entregado a su familia de crianza por la partera Juana Elena Arias de Franicevich, cuya clínica, conocida como “la clínica de Doña Elena”, se dedicó al tráfico de bebés entre 1956 y 1979, aproximadamente. Esto incluye tanto apropiaciones de bebés de detenidas-desaparecidas (en esa clínica trabajó el conocido médico de la Policía Bonaerense Jorge Antonio Bergés, condenado por delitos de lesa humanidad), como casos desligados del terrorismo de Estado. Mariano Landeira es uno de los miles de casos negativos del BNDG. El grupo de víctimas de Franicevich, que él integra, difunde este mensaje: “Si diste a luz en Wilde y te dijeron que tu hijo o hija murió y no te entregaron su cuerpito, llamanos, ¡estamos vivos y estamos buscándote! Si entregaste a tu bebé, no hay reproches ni reclamos, sólo queremos conocer nuestra historia”.
JLMK
BUSCAMOS QUE SE ESCUCHEN LOS PLANTEOS DE LA FISCALIA Y LA CORTE DE JUSTICIA FALLE EN CONSECUENCIA
RECLAMO ANTE LA SUPREMA CORTE POR EL FALLO DE CASACION SOBRE LA SENTENCIA DE LA MEGACAUSA II
El Ministerio Publico decidió apelar el fallo de la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal que en Septiembre pasado confirmó las condenas perpetuas en el segundo megajuicio por delitos de lesa humanidad contra Jorge Olivera, Gustavo De Marchi, Daniel Gómez, Francisco Del Torchio, Eduardo Cardozo y Juan Carlos Coronel, exmilitares que integraron el grupo de tareas o “patota” que cometieron privaciones de la libertad, tormentos, desapariciones, homicidios y hasta abusos sexuales durante la última dictadura. No fue lo único, ya que el máximo tribunal penal federal ratificó el mismo castigo contra Juan Carlos Torres, expolicía del Departamento de Inteligencia D2, y la pena de 6 años el expolicía de la Federal Juan Alberto Aballay.
Pero el Fiscal Federal de San Juan, Francisco Maldonado había advertido los criterios que a su juicio el Tribunal de la Megacausa II había escrito podian tener consecuencias que obstaculazarian la justicia en esa causa y en la actual megacausa III. Con la firma de Catucci, Geminiani y Riggi, Casacion absolvió al exmilitar Juan Carlos Méndez Casariego, quien había sido sentenciado a 18 años. Su desvinculación se sumó a las que ya había efectuado el Tribunal Oral Federal sanjuanino a Elías Arancio (exmilitar), Nicolás Manrique (exuniformado local) y Pedro Blanco.
A PESAR DE LOS NEGACIONISTAS Y LOS CONFORMISTAS, LA LUCHA CONTINUA
APERTURA V ENCUENTRO
CIERRE V Encuentro Federal de Derechos Humanos
El defensor oficial pidió absolver a los apropiadores
EL JUICIO AL EX CORTISTA JUAN CARLOS CABALLERO VIDAL COMENZARA EN 2022
El Fiscal Federal General de San Juan, Francisco Maldonado anuncio que en estos dias se realizan los examenes pertinentes sobre el estado de salud del ex magistrado Caballero Vidal para que en 2022 se inicie el Debate Oral y Publico por el delito de no promover una acción penal para investigar dos hechos graves.
El proceso se disparó en 2017, cuando la Justicia Federal se hizo eco de los dichos de dos abogados que le endilgaron. Acusaron a Caballero Vidal de que, en su rol de juez penal durante la dictadura, en 1977, se negó a investigar la muerte de Ángel Carbajal y las torturas sufridas por Héctor Cevinelli, ambos víctimas del régimen militar.
Rago Gallo lo procesó en 2018 por entender que fue miembro de una asociación ilícita que montaron los militares y ser partícipe necesario de los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos agravados y no impulsar una causa penal para determinar qué pasó con Carbajal y Cevinelli. La defensa del excortista apeló, la Cámara Federal de Mendoza le dictó la falta de mérito en los delitos más graves y confirmó la imputación por su negativa a investigar, que es el más leve.
Así las cosas, por ahora, Caballero Vidal será enjuiciado por la tipificación que establece el artículo 274 del Código Penal. El mismo habla de “dejar de promover la persecución y represión de delincuentes” y establece pena de inhabilitación de 6 meses a 2 años para ocupar cargos públicos.
Por otra parte, del actual debate de la Megacausa III podrian surgir otros hechos que agraven la situación de Caballero Vida. El excortista continúa bajo la lupa por los hechos más severos que le enrostran. La falta de mérito que dictó la Cámara Federal de Mendoza significa que seguirá siendo investigado.
Segun las fuentes, el abogado defensor, Fernando Castro, entiende que no hay justificación. Por eso, pidió que su cliente sea sobreseído por los delitos de asociación ilícita, tormentos agravados y privación de la libertad.
Denuncian abandono del Archivo Provincial de la Memoria
No cuenta con personal ni infraestructura
Por un problema interno el espacio se inundó y se mojaron documentos de la última dictadura. Convocan a una abrazo para hoy a las 10.30. Reclamos porque no se pone en marcha el Comité contra la Tortura.
El Archivo Provincial de la Memoria, que desde 2012 funciona en la Biblioteca Provincial, se inundó ayer por la rotura de un caño que lleva agua al tanque del edificio, lo que provocó que se mojen cajas que contienen documentos clave para los juicios por delitos de lesa humanidad, como los datos de todos los presos políticos desde la década del 50.
Los organismos de derechos humanos como HIJOS y la Asociación Lucrecia Barquet pusieron en alerta a la sociedad, difundiendo fotos y videos de cómo se inundó la sala donde se acumulan los documentos en cajas en el suelo debido a la falta de condiciones e infraestructura que vienen reclamando desde hace años. El Archivo de la Memoria pertenece al Ministerio de Gobierno de la provincia, sin embargo, la Coordinación de Bibliotecas le presta un espacio en el segundo piso para funcionar.
Su encargado, Federico Vuistaz, la única persona que hoy trabaja en el Archivo y que ni siquiera consiguió aún su designación como director, sino que lo hace como encargado, se encontró ayer por la mañana con ese triste escenario. “Ya habíamos tenido algunas filtraciones con las lluvias fuertes que mojaban algunos archivos porque no tenemos estantería”, contó a Salta/12.
Vuistaz afirmó que venían solicitando mejorar las condiciones del lugar desde el gobierno anterior, “la documentación está en cajas en el piso, por lo que cuando entra agua se mojan”, acotó. “Esta vez lo que sucedió fue que se rompió un caño del edificio, y la cantidad de agua que cayó fue como un diluvio”.
El encargado detalló que con la colaboración del personal de la Biblioteca retiraron las cajas y estaban intentando salvar todo el material mojado. Pero reconoció que la situación no da para más, “las cosas no pueden seguir así en el piso”, y relató que no es lo único que falta, “tenemos que hacer expedientes y no tenemos ni siquiera una impresora”. Tampoco cuentan con un scanner para digitalizar los documentos que allí se encuentran, y lo más grave de todo es que él es el único personal para todo el Archivo, cuando “para ordenar los archivos es necesario una estantería y gente que lo pueda mantener y controlar”.
Desde que su antecesora, Cristina Cobos, se jubiló en 2019, Vuistaz quedó al frente pero sin una designación oficial, y también perdió la colaboración de una persona que hacía restauración debido a que la trasladaron nuevamente al archivo de la Biblioteca, “quedé solo como coordinador de hecho, aunque no de derecho, y soy el único que se encarga de todo acá”.
Aclaró que hay una persona que pertenece al Ministerio de Educación que ya solicitó el pase, “para no generar gastos porque no se quiere tomar personal”, pero no logran que eso suceda aún, a pesar de sus reiterados pedidos.
“Este es material importante, con todos los ingresos de presos políticos desde la década del 50, y que la Justicia pide documentación en cada juicio”, explicó. El decreto de creación del Archivo fue firmado por Juan Manuel Urtubey en abril del 2008, pero recién consiguió lugar y comenzó a funcionar en septiembre de 2012. Desde ese momento los organismos de derechos humanos reclaman mejores condiciones y más presupuesto.
Federico Vuistaz es hermano menor del dirigente de la JP y militante montonero Luis “Lucho” Vuistaz, asesinado en septiembre de 1976 en Santa Fe, y sobrino de Silvia Sáez de Vuistaz, detenida y desaparecida unos días antes de su casa de Embarcación.
Quien fuera directora del área durante siete años, la referenta de la Asociación Lucrecia Barquet, Cristina Cobos, confirmó el relato de Vuistaz, “él está solo y con una documentación que no está bien resguardada a pesar de que tanto en mi gestión como en esta nos cansamos de hacer pedidos”.
Cobos agregó que esos documentos, de alto valor histórico, no están bien resguardados debido a que el personal de seguridad de la Biblioteca tiene acceso a todas las oficinas, “no sabemos quién entra o sale de ahí”. Y recordó que les habían prometido conseguir un edificio exclusivo para guardar y cuidar esa documentación histórica.
La organización HIJOS denunció lo sucedido a través de sus redes sociales: “Repudiamos el abandono total del Archivo Provincial de la Memoria por parte del gobierno provincial. Este Archivo guarda los datos de todos los presos políticos desde la segunda mitad del siglo XX en adelante”, escribió en su cuenta de Twitter, y acompañó con un video que muestra la cantidad de agua que había y el estado en que se encuentran los documentos.
Además, la Mesa de Derechos Humanos de Salta (integrada por organizaciones de DDHH) convocó a un abrazo simbólico en la Biblioteca Provincial (Belgrano 1002) hoy a las 10.30, bajo la consigna “exigimos inmediata recuperación y puesta en valor del espacio”.
Comité contra la Tortura
Otra de las deudas del Estado provincial, a la que se comprometió desde hace años, es la de poner en funcionamiento el Comité contra la Tortura provincial, creado por la Ley 8024 en 2017 y reglamentado un año más tarde. En 2019 se realizó el llamado a concurso para designar a sus integrantes.
Tanto el abogado y representante de Naciones Unidas para la región, Rodrigo Sola, como Cristina Cobos, ganaron sus respectivos lugares como comisionados de las organizaciones de derechos humanos. Por el Ejecutivo se designó al abogado Ricardo Nioi, ex director provincial de Protección y Promoción de los Derechos Humanos, mientras que la Cámara de Diputados nombró a su ex secretario y preso político Ramón Corregidor, y el Senado, a Marcelo Robles, de forma provisoria.
“En el primer año nos dijeron que no estaba incluido en el presupuesto, y ahora, en el 2021, ya con el presupuesto asignado, esperábamos que el gobierno saque el decreto de designación de cada uno de los miembros, pero nunca sucedió”, declaró Cobos. “El gobierno nos ignora, esa es la verdad, porque ya reuniones y promesas hemos tenido un montón”, agregó.
Aunque confió que la llegada de Abel Cornejo al Ministerio de Seguridad y Justicia les abre una nueva esperanza, ya que él, cuando era Procurador General, envió una nota al ministro Ricardo Villada solicitando que ese Comité comience a funcionar y controle la situación carcelaria y el accionar policial. “Ahora no debería tener ningún inconveniente de avalarnos y recordarle al gobernador su antiguo pedido”, concluyó.
https://www.pagina12.com.ar/383485-denuncian-abandono-del-archivo-provincial-de-la-memoria
Se desarrollará este sábado en la exESMA
El V Encuentro Federal de Derechos Humanos vuelve a ser presencial
Debatirán en comisiones violencia institucional y la estigmatización que sufren los pueblos originarios, entre otros temas. El cierre estará a cargo del Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.
Con debates enfocados en violencia institucional, juicios de lesa humanidad, el derecho a la tierra de los pueblos originarios, el trabajo y la comunicación se llevará a cabo la quinta edición del Encuentro Federal de Derechos Humanos en el predio de la exESMA. El espacio de debate “militante” como lo definió su fundador y actual secretario nacional de Derechos Humanos y fundador, Horacio Pietragalla Corti, regresa este sábado a la presencialidad, tras “dos años de distanciamiento y virtualidad”. “Es necesario más que nunca para todos, pero sobre todo para mí”, sostuvo en diálogo con PáginaI12. “Más que nunca necesito que debatamos las urgencias y charlemos lo que está faltando en políticas públicas” de la materia, añadió.
Como suele ser desde su primera edición, el encuentro ocupará toda la jornada, que en esta ocasión será el sábado próximo. Les asistentes, en su mayoría “militantes de los derechos humanos de todo el país”, se reunirán en el predio del Espacio Memoria que funciona en la exESMA desde la mañana y hasta entrada la tarde: debatirán en comisiones violencia institucional, Lawfare, juicios de lesa humanidad, espacios para la memoria, identidad, diversidades, salud mental, pueblos originarios y derechos a la tierra, migrantes y comunidad afrodescendiente, trabajo y comunicación y compartirán conclusiones. El cierre, como siempre, estará a cargo de Pietragalla Corti y referentas del movimiento que a lucha por los derechos humanos de los últimos 45 años: la Abuela de Plaza de Mayo Estela de Carlotto; la Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida y la presidenta de Familiares de Desaparecidos Detenidos por Razones Políticas, Lita Boitano. Se esperan, además, figuras del arco político.
“Necesito más que nunca que me exijan, que me señalen qué es lo que falta”, aseguró Pietragalla en diálogo con este diario sobre las expectativas del encuentro que vuelve a ser presencial tras casi dos años de confinamiento y distanciamiento social producto de la covid-2019 y cuya “característica principal”, insistió en destacar el funcionario, es “federalismo”. “Es un momento del año para encontrarnos todos los trabajadores, compañeros militantes, referentes de organismos de derechos humanos de todo el país en este, un espacio militante en permanente construcción para fortalecer y seguir consolidando políticas públicas”, reparó.
El Encuentro Federal de Derechos Humanos nació durante los primeros años de Mauricio Macri en la Presidencia, “cuando desde el Consejo Federal de Derechos Humanos, el espacio institucional de debate entre funcionarios provinciales y nacionales del área estaba demasiado limitado, mientras desaparecía Santiago Maldonado, se reprimía la protesta social”, consignó Pietragalla, impulsor del espacio y de la Red Federal de Derechos Humanos que surgió en paralelo para sumar a aquellas personas que venían de años anteriores trabajando en la temática, tanto en el erario público como en la sociedad civil. “Buscamos siempre generar una discusión verdadera sobre los temas que nos preocupaban”, apuntó. El primer encuentro se realizó en la Universidad Nacional de Avellaneda, en 2017.
Si bien mantiene su espíritu militante por sobre el institucional, desde que Pietragalla Corti asumió la función pública el encuentro comenzó a abrazar los espacios oficiales. En 2020 fue virtual de punta a punta debido a las restricciones en los encuentros presenciales frente al avance del coronavirus. En esta ocasión, los ejes de las mesas debate, que ebullirán simultáneamente entre las 11 y las 16 del sábado en el predio de Av. del Libertador al 8100, “están establecidos desde las temáticas con las que suelen trabajar las secretarías y subsecretarías de derechos humanos de todo el país”, con ampliación en las voces que participan hacia agrupaciones, colectivos y redes militantes y de la sociedad civil.
Para Pietragalla Corti, en tanto, hay algunas temáticas que encabezarán el encuentro en su totalidad: la violencia institucional y la estigmatización que sufren los pueblos originarios. La primera “es un eje que atraviesa a todos los gobiernos, todas las provincias, todos los poderes y sobre la que nos debemos ir trabajando y consolidando soluciones”, apuntó el secretario. Sobre la segunda, mencionó “la necesidad urgente de pensar cómo contrarrestamos el sentido común que se quiere imponer desde determinados sectores y que caracteriza a estas poblaciones como las enemigas del país cuando en realidad son un sector más que postergado y desoído”.
Habrá debates enfocados en los derechos humanos vinculados con las identidades y diversidades, así como salud mental, trabajo y comunicación. Y si bien no hay una mesa específica desde la que se aborde la llegada de la ultraderecha al debate legislativo, Pietragala Corti consideró que “esa preocupación atravesará todo el encuentro”. “La pandemia obligó al aislamiento y al individualismo, hay sectores que se enojaron mucho por las restricciones lo cual funcionó como caldo de cultivo para que estos actores negacionistas y cercenadores de derechos llegaran al Congreso. Quiero creer que no tendrán presencia histórica y constructiva, quiero creer que son actores fugaces, aunque esto no quita que no haya que prestarles atención”, concluyó.
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