EL ASESINATO DE ANA MARIA MORAL

9º JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD | MENDOZA

AUDIENCIA 63 / SOBRE ALGUNOS PROCEDIMIENTOS DE ABRIL DEL 77

21-12-2021 | En la última audiencia del año declararon Nancy Raganato, hermana del desaparecido Billy Lee Hunt, y Eloy Camus, quien conoció en San Juan a Ana María Moral. El juicio retoma sus actividades el viernes 4 de febrero a las 9:30.

Billy Lee Hunt y Ana María Moral fueron víctimas de la represión en abril de 1977, mes en el que se orquestó un operativo contra militantes de Montoneros. En esta audiencia, la última del 2021, dos personas prestaron testimonios por hechos de aquel momento: Nancy Raganato, presencial en la sala de audiencias, y Eloy Camus, por videollamada desde San Juan.

El secuestro de Billy Lee Hunt

Nancy Raganato es la hermana menor de Billy Lee Hunt, por quien brindó testimonio en 2014. Su tío paterno, Alberto Raganato, es uno de los imputados del presente juicio como integrante de la Aeronáutica. No obstante, no está acusado por la desaparición de Hunt. El tribunal y las partes entendieron que esta circunstancia, además de que el vínculo de la testigo es más cercano con la víctima, no condicionaba su declaración según las generales de la ley.

Nancy Raganato

Billy era hijo de la madre de Nancy en primeras nupcias. Hasta poco antes de su desaparición compartían vivienda en un complejo de departamentos, pero Billy decidió mudarse con un amigo Rafael Bonino para no complicar a su familia. El secuestro se produjo en la calle, el 8 de abril de 1977. Dos días después allanaron el departamento de Bonino, que se había refugiado en otro domicilio: “Se llevaron todo lo que había (…) hasta el calefón”, refirió la testigo.

Según su hermana, Hunt estaba de novio con “Blanca Marchesi” [Cremaschi]. Esa mañana Billy se despidió de su novia para ir a una reunión en Las Heras y aseguró que volvía, pero no regresó.

El fiscal Daniel Rodríguez Infante consultó a la testigo sobre hechos previos de persecución. Nancy relató que antes del secuestro, posiblemente en marzo, dos personas jóvenes de unos cuarenta años visitaron el complejo preguntado por el apellido Hunt con la excusa de ubicar a unas empleadas chilenas. En otra ocasión unos hombres preguntaron directamente por él y su madre los hizo ingresar mientras Billy se bañaba. Pidieron agua, siguieron a la mujer hasta la cocina y finalmente se fueron sin esperarlo.

Luego de la desaparición, la madre de Nancy recurrió a Alberto Raganato, pero “no sabía nada”. Por el contrario, le preguntó los nombres de los amigos del joven desaparecido. A raíz de estos hechos cortaron relación con el militar. “Mi hermana iba todos los días al Comando y a la Policía”, explicó Nancy. En esas reuniones le hacían las mismas preguntas respecto de las personas que frecuentaba Billy.

Sobre el asesinato de Ana María Moral: “Juan, la mataron”

La segunda persona en declarar fue Eloy Camus, militante de la Juventud Peronista —Montoneros— y nieto del gobernador de San Juan entre 1973 y 1976. Prestó testimonio por los sucesos relativos al asesinato de Ana María Moral, a quien conoció en la provincia vecina. Ya se ha referido a ella en juicios anteriores y aquellas declaraciones son tenidas en cuenta en el proceso actual pero el fiscal le hizo algunas preguntas para precisar sus palabras.

Camus relató que en abril del 77 tuvo “un mal presentimiento” y se dirigió a la compañía de teléfonos para llamar a un número que Ana María Moral —a quien él conocía por sus apodos: Betty o “la petisa”— le había hecho memorizar al revés. Preguntó por Dora o Dorita, porque sabía que la iba a atender alguien de la familia, y la atendió la madre de Ana María. Él se presentó como “Juan, de San Juan”; ella le dijo “Juan, la mataron” y se largó a llorar. “Ahí me quebré y así me enteré yo lo que le había pasado a Ana María”, precisó el testigo.

En 1978 —antes del Mundial de Fútbol—, mientras hacía el servicio militar en el Regimiento de Infantería de Montaña II, lo enviaron con un grupo a custodiar el estadio mundialista en Mendoza. Una vez arribado a la provincia, buscó en la guía telefónica número por número hasta encontrar el que él había aprendido de memoria hasta encontrarlo. Ubicó la dirección y se dirigió a la casa de la familia Moral. Lo atendió la madre y se volvió a presentar: “Juan, de San Juan”. La mujer lo hizo pasar al living, llamó a su marido y le contaron los sucesos. Con preocupación, dijeron, le habían pedido a Ana María —recién allí conoció su nombre real— “que dejara, que la iban a matar, pero ella no quiso”. El mismo consejo le dieron al muchacho.

En otra oportunidad volvió a la casa de la familia Moral y recordó que la vivienda había quedado “derruida por el terremoto” —de 1985—. Allí lo atendió el hermano. A la madre la volvió a ver cuando era ya muy mayor, cuando hicieron un acto en Mendoza “cerca del parque”, en un lugar de detenidas mujeres —probablemente se refería al Casino de Suboficiales—.

Eloy Camus, desde San Juan

Entre esas visitas pudo reconstruir el operativo en el que cayó Ana María. Refirió que la habían herido y así entró a la iglesia de Fátima. Allí, un sacerdote y un dragoneante la desarmaron y la entregaron al Ejército. En este punto, Eloy Camus hizo una aclaración importante. Mencionó que el abogado Martín Maffezzini, de la Cámara Federal de Mendoza en San Juan, junto con un camarista sanjuanino y otra mujer le mostraron fotografías de gente muerta y, entre ellas, había tres de la morgue de Ana María Moral: “Claramente se podía identificar un tiro en la pierna, un tiro en el corazón y un tiro en la sien”, remarcó el testigo. Además, manifestó que cada vez que ha declarado, ha reclamado esas fotos: “No me voy a olvidar más en mi vida”.

Esas imágenes, explicó Camus, contradicen completamente el relato de un supuesto enfrentamiento que hace el tribunal militar, a cargo del coronel Solibere, que absuelve a quienes actuaron. “Lo que no puede explicar el coronel Solibere es cómo hace ese milagro de correr con un tiro en el corazón y un tiro en la sien”. Ella murió desarmada, fue entregada viva, aseguró el testigo. También tuvo acceso al informe de los forenses gracias al abogado Horacio Méndez Carrera —representante legal de la embajada de Francia en Argentina en la causa por Marie Anne Erice—, quien pidió copia de aquellos peritajes.

El fiscal, Daniel Rodríguez Infante, le agradeció el aporte al testigo y le aseguró hay fotos de necropsias incorporadas a la causa de esta jurisdicción y probablemente entre ellas se encontraran las de Ana María Moral. En general, todo lo que fue parte de las causas federales de años atrás son prueba también en estos juicios. De hecho, el cuerpo de Ana María Moral es uno de los localizados en el Cuadro 33 del Cementerio de la Capital y esa información también forma parte de este proceso.

Antes de finalizar su testimonio, Eloy Camus aseguró que la desaparición de Gisela Tenenbaum —a quien también conoció en San Juan— estaba relacionada con el operativo en el que asesinaron a Moral: “El día que la matan es la última vez a la noche que Gisela se comunica con su familia”, según supo por Heidi Tenenbaum, la hermana. Alguien en Mendoza le dijo a Camus que el compañero que iba con Ana María Moral y no se puede identificar era probablemente Billy Lee Hunt.

 

La próxima audiencia es el 4 de febrero a las 9:30. 

 

 

 

LA HIJA DE UNA DE SUS VICTIMAS SE ENCONTRO AL GENOCIDA CONDENADO A PERPETUA POR LA MUERTE DE SU PADRE

FUE EN TUCUMAN. ESTABA CON “DOMICILIARIA”.
David Correa@davidcorreatv
1- Un genocida condenado a perpetua anda suelto tomando café en los bares de Tucumán. Este sábado 4, durante la mañana, fue sorprendido Fernando Torres en uno de los bares que se encuentran en el Parque 9 de Julio.

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2- Se lo encontró Josefina Molina, hija del ex senador provincial Dardo Francisco Molina, vicegobernador de Tucumán, cuyos restos fueron identificados en el Pozo de Vargas en 2014. Torres fue condenado por esta causa en octubre de 2020 a perpetua, con prisión domiciliaria,

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3- en el marco de la denominada “Megacausa 14”, en la que fueron juzgados exmilitares, gendarmes y policías por violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos desde el comienzo del Operativo Independencia, en febrero de 1975, hasta mediados de 1977.
4- Un abogado al que consulté me dijo que a la defensa de Torres le queda Casación como instancia hasta que quede firme la sentencia. Sí o sí debe cumplir con la domiciliaria, a menos que haya sido autorizado por cuestiones de salud a este tipo de salidas, situación que descarta.

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5- Me indicó el abogado que por situaciones como estas han solicitado que se pongan pulseras electrónicas a quienes se condene con domiciliaria, ya que ser adulto mayor no los convierte en inválidos o enfermos. Hasta el momento no lograron respuestas afirmativas.
5- Una segunda condena. En diciembre de 2013 el TOF de Tucumán condenó a 37 represores por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura, en el juicio conocido como la megacausa “Jefatura II – Arsenales II”. Entre ellos estaba Fernando Torres