La audiencia esta prevista para las 12 horas del 22 de diciembre proximo en el Tribunal de Apelación de Bolonia . El sacerdote- ex capellan del ejercito argentino- fugado a Italia esta acusado por diversos delitosde lesa humanidad que incluyen homicidio, secuestro, tortura y otros, hechos cometidos en Argentina durante los años de la dictadura militar.
La extradición fue solictada por el Estado Argentino, a través de su Embajada en Ronra em base al pedido de detencion del Juzgado Federal de San Rafael emitido el 10 de marzo de 2021. En los ultimos meses , la estrategia argentina consistió en nombrar un abogado que representara al estado Nacional, Arturo Salerni, y la visita continuada del Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla y el Director de asuntos Jurídicos, Federico Efrom, aportando nueva documentacion a jueces y fiscales italianos.
Aparte del logro de reabrir la extradición del religioso, se considera que se ha logrado revertir el blindaje a los implicados en delitos de lesa humanidad en Argntina, que se fugaban a italia
Reverberi, de 84 años, está acusado de partícipe secundario en diez casos de secuestros y torturas y en el asesinato de José Berón, militante del ERP aún desaparecido, y como miembro de una asociación ilícita junto a los represores de la Casa Departamental, sede de los tribunales provinciales en San Rafael. La Justicia italiana había rechazado dos veces su extradición, difícil de lograr en casos de personas con doble ciudadanía.
Su nombre se ventiló por primera vez en un juicio en 2010, cuando se celebró el primer debate por crímenes de lesa humanidad en Mendoza y cuatro sobrevivientes describieron su presencia asidua en el CCD y los interrogatorios. Mario Bracamonte, ex militante de la JP, dio uno de los testimonios más contundentes. Recordó la presencia de Reverberi en un episodio puntual, la noche del 9 de julio de 1976, a temperaturas bajo cero, cuando después de torturarlos los hicieron arrastrarse sobre su sangre en el piso. Esa noche la patota se ensañó con un sindicalista de la UOM al que ahogaron en un balde. Reverberi observaba. Cuando Bracamonte levantó la cabeza buscando la mirada del cura, recibió una patada de un oficial: “¿Qué mirás, negro?”.
Al igual que otros sobrevivientes, Bracamonte era católico y conocía desde antes a Reverberi porque era párroco de San Rafael. En el juicio de 2010, el cura fue llamado a declarar como testigo. Dijo que nunca había estado en La Departamental y que el Ejército lo había designado como capellán auxiliar del Escuadrón de Exploración de Montaña VIII de San Rafael recién en 1980. Sin embargo, según la prueba documental reunida por la fiscalía, Reverberi había reconocido en una nota que venía prestando funciones desde antes de su nombramiento.
Tras las declaraciones de los sobrevivientes, la fiscalía pidió su indagatoria. Pero Reverberi abandonó el país un par de meses antes de que el juez lo llamara a declarar. Se instaló en Sorbolo, su tierra natal, que había dejado a los 11 años junto a sus padres emigrados a la Argentina. En 2012, la Justicia argentina lo declaró en rebeldía y pidió su extradición. Interpol emitió una orden de captura internacional −hoy caducada−, pero Reverberi ya se encontraba en tierra segura. Desde entonces siempre respondió a los oficios judiciales diciendo que no podía viajar a la Argentina por razones de salud. Da misa una vez por semana y confiesa fieles en la parroquia Santi Faustino y Giovita. Durante la pandemia ofreció sus servicios espirituales en formato virtual.
Según la fiscalía, “Reverberi tenía conocimiento pleno de las detenciones ilegales de los nombrados y de las torturas a las que fueron sometidos” y “se movía con autonomía” en la Casa Departamental. “Es tan torturador el que enchufa el cable en la pared como el que enciende la radio para que no se escuchen los gritos, el que pasa la picana por los genitales de la víctima, o el que llega después a ‘aconsejarle’ que hable para no ser torturado nuevamente −anotaron los fiscales en el segundo pedido de extradición−. Ahora bien, cuando el que llega después a dar consejos es además un sacerdote que se maneja con autoridad ante los demás miembros del aparato represivo, entrando y saliendo a su antojo del centro clandestino, no es un torturador cualquiera, es uno calificado”. Su aporte no radicaba sólo en el hecho de presenciar las torturas sino además en el daño infligido a las víctimas: “Abandonados de todo, ya ni siquiera pueden confiar en Dios porque un ‘representante’ suyo está presente en ese infierno”.
Este mal sacerdote debe ser juzgado con la mayor rigurosidad que la Justicia permita. El juicio final será, como para todos, cara a cara con Dios
En primer lugar, CELEBRO EL HABER LOGRADO LA EXTRADICIÓN.
EN SEGUNDO, PERO MAS IMPORTANTE, SEÑALAR QUE NINGÚN GOBIERNO DESDE EL 83 A LA FECHA, HAYA HECHO ABRIR LOS ARCHIVOS DE LAS FFAA Y FFSS, LO QUE NO SOLO ASEGURA QUE CONTINUE LA IMPUNIDAD DE MILES DE GENOCIDAS, SINO QUE SIGUEN CONFORMANDO UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL CON FUERZA Y RELACIONES COMO PARA OPERACIONES, PRESIONES Y APOYO A SECTORES POLÍTICOS QUE LOS PROTEGIERON Y ESTIRARON LOS JUICIOS HASTA CONVERTIRLOS EN UN “TRIUNFO MORAL”, PERO NO EFECTIVO.