Condenan a un exmilitar en Rosario por un robo de 1984

Un operativo de madrugada para llevarse documentos de la Conadep

Hector Fructuoso Funes fue condenado a 4 años de prisión en un juicio abreviado en el que reconoció por primera vez no sólo su participación en el robo a los tribunales rosarinos sino que la órden fue impartida directamente por el Ejército Argentino. Las revelaciones de una historia que aún no está saldada.

Tribunales de Rosario. Imagen: Télam

Desde Rosario

El Ejército argentino ordenó y organizó el robo de documentación y pruebas del terrorismo de Estado en Tribunales, en un operativo comando que se realizó el 8 de octubre de 1984, con la democracia recién recuperada. Esa madrugada, tras amenazar a la custodia, ingresaron en el juzgado de Francisco Martínez Fermoselle y sustrajeron “la casi totalidad del material secuestrado en los distintos allanamientos relacionados con las denuncias radicadas por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep)”. Así lo confirmó el Tribunal Oral Federal número 2 al convalidar el juicio abreviado suscripto por Héctor Fructuoso Funes, quien fuera Jefe del Destacamento de Inteligencia 121 en 1984. El militar retirado admitió su responsabilidad y recibió una condena de cuatro años de prisión. La verdad jurídica queda establecida, ya que el peligro inminente era que el caso quedara impune, ya que Funes tiene 86 años y los otros dos imputados fallecieron. La Fiscalía quedaría entonces sin posibilidades de avanzar en la investigación, y ese fue uno de los motivos que llevó a impulsar el procedimiento al fiscal federal de la Unidad de Derechos Humanos, Adolfo Villatte.

“No solamente él habla de su responsabilidad, sino que habla de haber recibido órdenes y de haber impartido órdenes. Las órdenes que recibe para juntar la información, para transformarla en inteligencia, se las suministra al comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, y a partir de Pino Cano, él recibe las órdenes para junto con el Jefe de Operaciones, por intermedio del personal del Destacamento de Inteligencia 121, diseñar una operación especial de Inteligencia, que es justamente el robo de Tribunales, entonces, no es que él admite su responsabilidad, habla de la responsabilidad del Ejército Argentino, no es un free lance”, destacó el fiscal auxiliar Juan Murray. En cuanto a las responsabilidades, los otros dos imputados eran Víctor Pino Cano, quien fuera Comandante del Segundo Cuerpo y Luis Américo Muñoz, que era segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121. Pino Cano murió en mayo de 2021 y Muñoz, en julio de 2022.

Para la denunciante histórica de esta causa, la decisión fue fundamental. “Agradezco profundamente el trabajo que ha hecho la Fiscalía, porque realmente nadie lo hizo en 38 años y no será porque yo no lo he dicho, porque vengo hace mucho tiempo denunciando”. Adriana Arce es sobreviviente del terrorismo de Estado, fue querellante en la causa Guerrieri I, estuvo desaparecida en el centro clandestino de detención Fábrica Militar y en 1984 participó en los allanamientos en los que se recabó toda la documentación y material incriminatorio hacia los integrantes del Destacamento de Inteligencia 121, en lo que entonces era la causa Feced, en los Tribunales provinciales de Rosario. Esa noche, había declarado hasta la 1 de la mañana, cuando se fue a dormir para seguir declarando al día siguiente. A la madrugada la despertaron y le dijeron que se habían robado toda la documentación. Desde entonces, ha denunciado numerosas veces y en distintas instancias. “Me siento súper feliz de que esto se haya aclarado y ojalá podamos saber cuál fue el destino de la documentación, porque lo que realmente nos interesa es que toda esa información del Segundo Cuerpo abriría las posibilidades de aclarar muchas cosas”.

Murray fue quien inició la causa en 2011 -en su carácter de fiscal subrogante de San Nicolás-, al analizar el legajo de Muñoz en el marco de la causa por el asesinato de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. Allí encontró un reclamo al entonces presidente Raúl Alfonsín, en el que narró dos hechos que se correspondían con su gestión como Segundo Jefe del Destacamento de Inteligencia 121. “En virtud de que, tanto por la fecha de los hechos como también por el contenido de la misiva, se podía inferir que la operación a la que se refiere es aquella que se llevó adelante en los Tribunales Provinciales de la ciudad de Rosario, el día 8 de octubre de 1984”, rememora el fallo judicial.

Una operación de madrugada

La causa se centra en la sustracción de documentación. “Se le imputó haber preparado los planes y órdenes para la reunión de información, procesamiento de dicha información para transformarla en inteligencia en forma personal, o por intermedio del personal a sus órdenes, y en cumplimiento de las mismas, haber intervenido en la adquisición de los ‘blancos’ a ejecutar”, dice la resolución, que enumera los delitos cometidos para cumplir con la operación realizada el 8 de octubre de 1984, a la 1.45amenazas de muerte con armas de fuego a la custodia policial del edificio de Tribunales, sargento Demetrio Flores y agente Juan José Aguirre, a quienes se redujo y se les robó sus armas reglamentarias, haber maniatado al personal policial, privándolo de su libertad en forma ilegítima hasta que fueron liberados por personal que trabajaba en el edificio, alrededor de las 5 de la mañana. También se le imputa la privación ilegal de la libertad al custodio de la casa de calle Dorrego 1638, Eugenio Leopoldo Encina, donde estaba depositada una parte muy importante del material allanado, “debido a su magnitud”.

Entre las pruebas y documentos sustraídos en esa operación había organigramas de los grupos de represión ilegal, con nombres y apodos de los grupos ilegales, designación de lugares a cumplir operativos y tareas asignadas a los integrantes de esos grupos; como así también gran cantidad de carpetas de personas que habían sufrido operativos de parte de esos grupos, como así también álbumes de fotografías y -entre muchos otros elementos- diversas agendas con listas de personas, algunas de las cuales se encontraban desaparecidasUn material probatorio de incalculable valor para dilucidar el accionar del terrorismo de Estado en la región.

Villatte fue muy preciso al explicar por qué optaron por una figura poco común en delitos de lesa humanidad, como es el juicio abreviado. “Es un hecho del año 84, que si bien fue declarado conexo con delitos de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptible, tiene la particularidad de que no tiene víctimas directas que hayan sido secuestradas, violadas, torturadas, desaparecidas o asesinadas”, expresó Villatte, quien también subrayó que “por el tipo de hecho del que se trató, la calificación legal por los delitos cometidos tienen penas muy inferiores” a las de las causas por delitos de lesa humanidad. “Lo que se buscó con este hecho se puede interpretar de distintas formas, ya sea encubrir los delitos cometidos por la dictadura o se puede pensar que era una continuidad de la complicidad de toda la estructura del Ejército en esa estructura represiva ilegal que pervivía en democracia”, indicó Villatte.

La continuidad de los métodos

 

Lo nodal fue que esta condena les permite continuar con la investigación. “El único imputado vivo tiene 86 años y todavía no teníamos certeza sobre la fecha del juicio que se iba a fijar, eso nos hacía dudar de poder llegar a un juicio y además, si se consiguiera realizar ese juicio, tendríamos que transcurrir todas las etapas recursivas, que son muy largas, con Funes con vida”. Si el imputado moría en ese lapso, la acción legal quedaba extinta. “Esta condena sienta una base a partir de la cual, la investigación que nosotros seguimos llevando adelante parte de la existencia de una responsabilidad de un alto integrante de la Plana Mayor del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército”, siguió Villatte.

El fiscal adelantó que el próximo paso en esta investigación es la citación a quien fuera jefe del ejército durante el gobierno de Carlos Menem, Martín Balza.

Murray también enfatizó que Luis Américo Muñoz, para ascender al grado de coronel, necesitó de un acuerdo del Senado, y si bien el reclamo elevado a Alfonsín no se le aceptó, hay “un expediente que tiene radicación en el Ministerio de Defensa, cuando el ministro era Horacio Jaunarena, y no hubo ningún tipo de información de esos hechos a los organismos de derechos humanos”. Recordó que “esos hechos no estaban cubiertos por las leyes de obediencia debida y punto final”, que cubrían desde el 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983. Más tarde, Muñoz fue ascendido a teniente coronel. Y por eso Murray considera “interesante” que algunas de las personas que hicieron caso omiso a esa información brinden explicaciones sobre la falta de investigación.

Arce considera “un éxito enorme el haber conseguido esta condena”. “Sobre todo atendiendo no sólo a la edad que tiene él, sino a la edad que tengo yo también”, expresó, a sus 75 años. “Es la demostración fehaciente de que aún durante los gobiernos democráticos, las fuerzas de seguridad continúan con los métodos viejos métodos aprendidos de la dictadura“, concluyó la sobreviviente.

“Las infancias afectadas por el terrorismo de Estado en el Cono Sur: violencias, agencias y memorias”,

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El nuevo número de Clepsidra. Revista Interdisciplinaria de Estudios sobre Memoria, editada por el Núcleo de Estudios sobre Memoria (CIS-CONICET/IDES-UNTREF) incluye el dossier temático “Las infancias afectadas por el terrorismo de Estado en el Cono Sur: violencias, agencias y memorias”, coordinado por Mariana Eva Perez y Ulrike Capdepón.
La sección Reseñas incluye tres libros de reciente aparición sobre diversas temáticas de nuestro campo de estudios: el trabajo de Moira Cristiá (por Ana Bugnone), el libro de Luciano Alonso (por Andrea Raina) y la obra María Aimaretti (por Alejandra Soledad González).
Además estrenamos nuevo diseño para hacer más ágil tu lectura y arrancar nuestros diez años de revista ¡a todo trapo!
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NOSOTRAS EN LIBERTAD. PRESENTACION EN SAN JUAN

Este libro colectivo es una invitación a emprender un viaje imaginario para visitarnos. Somos más de doscientas mujeres que fuimos militantes en los ’70. Presas políticas que en la cárcel de Villa Devoto empezamos a tejer una trama que, en libertad, supimos mantener.
Para llegar a nuestras casas -allí adonde la historia nos hizo anidar- ustedes podrán recorrer diferentes itinerarios, por nuestro país o el exterior. Serán guiados por estas mujeres que se nos parecen. Ellas caminan con jóvenes que podrían ser nuestras hijas y nietas. Con cada relato, les proponemos reflexionar sobre la vida y la militancia de ayer y de hoy. Acá estamos otra vez juntas.
Somos Nosotras, Nosotras en libertad.
Ellas también están

Todas sentimos lo mismo: nunca imaginamos llegar tan lejos en la vida, vivir tantos años. A los veinte nos rodeó la muerte y la cárcel de la dictadura. Todas tenemos un ser querido -o varios- muerto o desaparecido. Pero también todas nos aferramos a la vida, es nuestra forma de resistir. Resistimos viviendo hasta el límite. Escribimos y contamos para seguir viviendo cuando no estemos más. Nos pusimos a los 30.000 al hombro y los trajimos a la historia de los días de la democracia conquistada. Y pudimos ser felices, reír, cantar, gritar, trabajar, marchar, votar. Por nosotras y por los que no pudieron llegar y -ahora- por las compañeras que tuvimos que despedir.

Ellas también están en este libro, son quizá la presencia más fuerte y más convocada cuando escribimos nuestras historias y reflexionamos sobre este hijo común que es Nosotras en Libertad. Están no solo en los recuerdos sino en el instante presente. En sus palabras que hicimos propias, en sus risas que nos contagian, en sus historias juveniles que nos vuelven jóvenes, en sus habilidades artesanales que nos llenan de color, en sus cantos reiteradamente repetidos y escuchados, en sus ideas y análisis políticos que retomamos para entender las complejidades del presente, en sus convicciones ideológicas que nos refuerzan la visión humanista y feminista del mundo y en sus historias amorosas que nos llevan a apostar al amor.

Queremos recordarlas así, vivas en Nosotras, partícipes de esta nueva gesta, escribiendo el libro a través del cariño y compañerismo que nos socializó y amalgamó en esta categoría que nos cuesta definir, pero que simplemente sintetizamos en la palabra Compañeras.

Ellas, las compañeras que en libertad se nos fueron para iniciar el otro camino -el más desconcertante de nuestra condición humana-, participan a través de nosotras quienes al volcar retazos de sus legados modelamos este libro con un preciso mensaje: ESTAMOS TODAS, SOMOS TODAS.

La cueva de Iosi y Balbuena: un misterio llamado Cuerpo de Informaciones

Lo que dejó la condena al espía de la Policía Federal

El organismo al que pertenecía el recientemente condenado Américo Balbuena sigue siendo prácticamente desconocido. Solo se habló de éste cuando alguno de sus espías fue descubierto. Desde la querella, reclaman que se lo disuelva y que se desclasifique la información sobre su funcionamiento en democracia y dictadura.

Por Luciana Bertoia
Américo Balbuena fue condenado por infiltrarse en la agencia Rodolfo Walsh.. Imagen: Jorge Larrosa

Américo Balbuena ingresó al Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina (PFA) cuando la dictadura estaba terminando. Para entonces, la maquinaria de secuestros y muertes estaba en su estadio más avanzado. Con espías que habían actuado en los centros clandestinos, Balbuena aprendió el oficio de la reunión de información e incluso de la infiltración. Su obra cúlmine la llevó a cabo en plena democracia cuando se infiltró en la agencia de noticias Rodolfo Walsh durante más de diez años, como dio por acreditado el juez federal Daniel Rafecas. El juicio que se siguió contra Balbuena y dos de sus superiores, Alfonso Ustares y Alejandro Sánchez, funcionó como una vía de acceso hacia un mundo desconocido como es el Cuerpo de Informaciones que fue la cantera de espías como José Pérez –más conocido como Iosi, el espía que se metió en la comunidad judía–. El Congreso deberá revisar si las leyes secretas que siguen rigiendo la vida de los agentes de inteligencia de la PFA son compatibles con el ordenamiento democrático.

El proceso contra Balbuena duró algo más de dos semanas, pero fue una excursión hacia un mundo que sigue siendo opaco o con una lógica de la Guerra Fría, como dijo Sánchez, uno de los policías que terminó condenado. En las audiencias que presidió Rafecas fueron apareciendo muchas de las cuestiones que rigen el funcionamiento del Cuerpo de Informaciones que Balbuena integró por más de 30 años.

Durante el gobierno de Juan Domingo Perón se creó el escalafón de auxiliares de inteligencia de Coordinación Federal. Fue después de la conformación de la Coordinación de Informaciones del Estado (CIDE) – antecesora de la SIDE y de la actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI)–. Los dos organismos se nutrían de personal civil, a diferencia de las áreas de inteligencia de las fuerzas armadas. Jorge Osinde estaba entonces  a cargo de Coordinación Federal y después, en 1973, fue uno de los ejecutores de la masacre de Ezeiza.

En enero de 1958, cuando aún estaba en el poder la dictadura de la Revolución Libertadora, se dictó el decreto secreto 2075 de creación del Cuerpo y, en 1963, horas antes de que José María Guido dejara la Casa Rosada, se aprobó la Ley Orgánica. Cuatro años más tarde, se reglamentó a través del decreto 2322. Se hizo durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. Ése es el ordenamiento que Rafecas pide que revisen tanto la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados como la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia para ver si es compatible con las instituciones democráticas.

Como debía ser el ingreso al Cuerpo de Informaciones. Ley Orgánica.

Un funcionamiento orgánico

A los espías de la PFA se los conoce como “plumas”. Hay leyendas distintas sobre el apodo. Algunos dicen que Osinde era un apasionado por la cetrería y quería tener agentes que salieran a cazar a sus presas. De esos halcones, solo quedaron plumas. En el juicio apareció otra versión: los efectivos de la PFA los llaman así despectivamente porque son quienes hacen las tareas de seguimiento de la propia fuerza –cuyo emblema es un gallo–. Algo así como que los “plumas” se dedican a la contrainteligencia.

Lo cierto es que los “plumas” de la PFA han tenido durante más de 70 años un régimen propio. No estudian con el resto de los aspirantes a oficiales o suboficiales. Durante largos años, ellos se formaban en la Escuela de Informaciones, que funcionaba en la Comisaría 8ª de la calle Urquiza. Esa comisaría se traspasó a la Ciudad y ahora la formación se completa en el Instituto Universitario de la PFA.

En la Ley Orgánica que todavía rige, hay algunas precisiones más. Al momento en que Balbuena ingresó al Cuerpo, había una serie de requisitos para ser admitido: ser nativo o argentino por opción, tener entre 20 y 30 años, no tener antecedentes, acreditar antecedentes morales –para eso se investigaba al aspirante y a su núcleo familiar–, haber hecho el Servicio Militar Obligatorio (SMO) o haberse presentado siempre a votar, haber completado la secundaria y pasar una serie de exámenes médicos, psicotécnicos y escritos.

En el Cuerpo, no hay nada más preciado que el secreto. Se considera una falta grave la infidencia o el invocar que pertenece al Cuerpo o a la PFA. “El cargo en el cuerpo es secreto”, dice la ley. Eso implica que el agente no puede darse a conocer como tal. Esta condición de agente secreto sigue trayendo problemas hoy por hoy a quienes hacen inteligencia criminal en la PFA. Se da la paradoja de que según la normativa vigente no podría decir que es un agente de inteligencia de esa fuerza, pero termina declarando en expedientes judiciales que muchas veces están accesibles en la web.

Faltas graves, según la Ley Orgánica del Cuerpo de Informaciones.

Los “plumas” nunca estuvieron bancarizados. Como deben esconder cuál es su verdadero trabajo pueden tener un empleo que funcione como pantalla, incluso en la administración pública.

Lo que no pueden es prestar funciones en otros servicios o agencias informativas. Ésta fue parte de la discusión en el juicio a Balbuena. ¿El espía con su infiltración en la Walsh no sólo estaba violando la Ley de Inteligencia que prohíbe la reunión de información por razones políticas sino también el propio ordenamiento del Cuerpo? El defensor de Balbuena, el exfiscal Jorge Álvarez Berlanda, dijo que, en realidad, la ley decía que no podían trabajar para otros servicios de inteligencia o para servicios privados como Nosis –algo impensado para cuando se dictaron los decretos-leyes–. Rafecas no compartió su visión.

El defensor de Ustares, Hernán Carluccio, llegó a decir que los espías y los periodistas se manejan con el mismo insumo: la información. “Lo que está terminantemente prohibido es que trabajen en servicios informativos. No es para proteger la actividad periodística sino porque el agente no puede utilizar la información privilegiada a la que accede para desempeñarse como periodista”, remarca un exfuncionario que debió lidiar con los “plumas”.

Todo secreto: un cargo del que no se habla y la posibilidad de tener un trabajo fachada. Ley Orgánica del Cuerpo de Informaciones.

Un punto de inflexión

En 2013, la Agencia Walsh denunció que había estado infiltrada desde 2002 por Balbuena. La entonces ministra de Seguridad, Nilda Garré, separó a Balbuena y a sus jefes. Balbuena terminó fuera de la fuerza. Cuando asumió como diputada, Garré presentó un proyecto de ley para disolver el Cuerpo.

El escándalo que se originó alrededor de Balbuena fue un punto de quiebre para los “plumas” de la PFA. Algo similar sucedió cuando se conoció que “Iosi” estuvo infiltrado en la comunidad judía durante catorce años. Él mismo pidió declarar, pero la justicia no investigó si alguna de las informaciones que le proveyó a la PFA se usó para los atentados contra la embajada de Israel o contra la AMIA ni por qué la PFA consideraba que debía infiltrar las instituciones judías.

“Iosi” arrancó para siempre a los plumas del anonimato. Su historia, plasmada en el libro de los periodistas Miriam Lewin y Horacio Lutzky, se convirtió en una serie taquillera en la plataforma Amazon Prime. En las próximas semanas se estrenará la segunda temporada.

En la Ley Orgánica del Cuerpo dice que los “plumas” no pueden participar de partidos políticos, salvo que estén en misión. En eso estaba Mónica Amoroso cuando la descubrieron que llevaba años infiltrada en el partido que lideraba Gustavo Béliz. Hubo otros espías, como cuentan Lewin y Lutzky, que incluso estuvieron infiltrados en el Movimiento Todos por la Patria (MTP).

En el Cuerpo, solían reclutar mujeres. Eso lo contó en 1981 el exagente Luis Alberto Martínez. El “Japonés” Martínez incluso había mencionado a “Isabelita” como una de las infiltradas en Madres de Plaza de Mayo en plena dictadura. Durante la gestión Garré se encontró el legajo de Isabel Correa. Su historia fue revelada el año pasado por Página/12. Hasta entonces seguía formando a otros cuadros de la PFA.

Hubo otros “plumas” que dejaron su impronta en la institución como Pedro Santiago Godoy, “Calculín” en los centros clandestinos conocidos como Atlético, Banco y Olimpo. Godoy, que terminó condenado como torturador, fue el primer responsable del Departamento de Protección del Orden Constitucional (POC), creado en 1983 para darle una supuesta impronta democrática a la institución. El POC intervino en la investigación del atentado a la AMIA en la que la PFA “perdió”, entre otras cosas, casetes con grabaciones.

“Lo que hacían los ‘plumas’ no es nuestra tarea actual. Tenemos áreas de inteligencia criminal en las cuatro fuerzas federales y actúan conforme lo autoriza la Ley de Inteligencia”, respondió el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, ante una consulta de Página/12. La PFA actualmente tiene una Superintendencia de Inteligencia Criminal que está a cargo del comisario Daniel Palasi.

El fin del espionaje político

Tanto Balbuena como sus dos exjefes en la División Análisis, Ustares y Sánchez, recibieron la pena máxima que estaba prevista para el incumplimiento de deberes de funcionarios públicos: dos años de prisión en suspenso. Si bien salieron de Comodoro Py como llegaron, su condena tiene un impacto fundamental en el mundo del espionaje que suele salir indemne –como lo muestran las causas sobre la inteligencia ilegal durante el macrismo que naufragan en la instrucción–.

“Es una sentencia muy importante porque comprueba judicialmente lo que hace tiempo se planteaba: que la PFA tuvo y sigue teniendo la posibilidad de infiltrar personas sin dar explicaciones y sin control alguno”, le dice a este diario Paula Litvachky, directora ejecutiva del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). “La dinámica institucional del Cuerpo no es algo desconocido por el sistema político, pero cuenta con una valoración positiva. Eso es lo que hay que poner en discusión. Celebramos la decisión de enviar al Congreso el fallo para que se evalúe la compatibilidad de este organismo –que se rige por el secreto– con la ley de Inteligencia y con el ordenamiento constitucional, porque es algo que hace tiempo reclamamos”.

Myriam Bregman salió de la Sala B de Comodoro Py diciendo que ella era diez años más joven cuando denunciaron la infiltración de Balbuena. La diputada del FIT-U fue parte de la querella del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh) que consiguió la condena junto con Matías Aufieri, Liliana Mazea y Carlos Platkowski.

“En el juicio, por las pruebas y por los dichos de los propios imputados, quedó claro que el Cuerpo sigue en funcionamiento. Como lo mostró el caso de la espía ‘Isabelita’, la clandestinidad profunda en la que actúan estos cuerpos de inteligencia les permite una continuidad prácticamente absoluta entre gobiernos dictatoriales y gobierno constitucionales”, afirma la diputada que el año pasado presentó un proyecto para disolver el Cuerpo de Informaciones.

“Es necesario que rápidamente se tomen cartas en el asunto. La sentencia del juez Rafecas así lo ordena”, reclama Bregman. “Es importante que desde el Congreso podamos votar la disolución inmediata del Cuerpo y que el Presidente entregue todos los nombres de quienes han integrado este organismo que estuvo siempre al servicio del espionaje político”.

LA LECCIÓN DE LOS/AS ALUMNOS/AS

Una respuesta ética de les estudiantes ante la falta de acción de los directivos

 

Resulta que ahora los estudiantes dan cátedra a los docentes y a quienes dirigen la facultad y esa clase no es solo de derecho, en el tradicional sentido, sino que abarca también las consideraciones éticas acerca del marco de vigencia del derecho y de la democracia.

Así, cuando el año pasado las noticias de los medios de comunicación revelaron las relaciones entre jueces, funcionarios del Poder Ejecutivo y medios de comunicación, que resultaban suficientemente graves institucionalmente para alarmar a quienes enseñamos el Derecho, un sector de profesores reclamamos al Departamento de Derecho Penal y al decano de la Facultad que se evaluaran las consecuencias de la actitud de quienes como docentes habían actuado irregularmente. Pero nada se logró, y vemos que recién a fines del mes de marzo de 2023, los profesores han cesado de hecho, pero a consecuencia de la actitud de les estudiantes.

En tal sentido, y como integrantes del ámbito académico, habíamos presentado en noviembre del año pasado dos notas: una al director del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la UBA, doctor Villar, y otra ante el decano de esa casa de altos estudios, doctor Vergara. En estas solicitamos que tanto el mencionado Departamento como el Decanato de la Facultad se expidieran con relación a los hechos de público conocimiento que involucraban a profesores regulares y que podrían encuadrar en las disposiciones reglamentarias del Código de la Universidad de Buenos Aires y del Estatuto Universitario, en relación con la posible falta de ética académica, indignidad moral o inconducta notoria a que hacen referencia dichas disposiciones. En particular, nos referimos al profesor adjunto regular Julián Ercolini, actual director de la carrera de Especialización en Administración de Justicia y profesor adjunto regular del Departamento de Derecho Penal y Criminología.

Consideramos que una falta de integridad ética resultaba totalmente incompatible con los fines de nuestra universidad pública y generaba una profunda preocupación por las consecuencias que podría traer aparejada en la formación ética de los estudiantes —de grado y posgrado— vulnerando no solo los principios universitarios, sino también el contenido de lo que enseñamos desde el Departamento de Derecho Penal y Criminología como base misma del Derecho Penal y Procesal Penal.

Planteamos que las noticias públicas sobre sus inconductas trascendían el ámbito exclusivamente jurisdiccional y merecían por parte de la comunidad académica de la Universidad de Buenos Aires y, particularmente, de nuestra Facultad su rechazo rotundo, pues alteraban el normal funcionamiento de las instituciones democráticas y degradaban la República. A la vez, estimábamos que la tarea primordial de la enseñanza del Derecho no era solo el conocimiento de lo que disponen las leyes, sino que también implicaba ser modelo de conducta ética y pedagógica que asegurase el fortalecimiento de una comunidad democrática. ​

Recordábamos que la Universidad de Buenos Aires es una comunidad de profesores, alumnos y graduados, que procura la formación integral y armónica de sus componentes e infunde en ellos el espíritu de rectitud moral y de responsabilidad cívica (Estatuto Universitario: Bases III), por lo que esta situación no debía pasar inadvertida. Por tales motivos, solicitamos que se promoviera la redacción de una declaración de la Facultad, como asimismo que se evaluara, en el marco del Estatuto Universitario, la responsabilidad académica de los docentes y, respecto de Ercolini, perteneciente al Departamento de Derecho Penal, se le solicitara que pidiera licencia en su cargo o bien que renunciara a este.

Pero, como destacábamos al principio, los que enseñaron en estas circunstancias cuál era el marco de principios jurídicos y éticos fueron les alumnes, quienes, ante la falta de respuesta al pedido de juicio académico, decidieron hacer explícito su repudio. Así, lograron que los estudiantes no se inscribieran en las comisiones que estaban a cargo de cada uno de los cuestionados docentes, por lo cual tuvieron que dar de baja su dictado. Es decir que la exclusión de las tres materias ha sido el resultado de una condena decidida por les alumnes en el marco de debates presenciales y virtuales en relación con el perfil de los docentes. Como se consignó en El Cohete, “los estudiantes de Derecho de la UBA lapidaron simbólicamente a Borinsky, Ercolini y Plee” y los profesores resultaron “corridos por los alumnos”.

El gobierno tripartito nos garantiza una enseñanza completa y la vigencia del Estado de derecho, en fin, de la democracia.

 

 

* Lucila Larrandart es profesora consulta de la Facultad de Derecho y Premio Azucena Villaflor 2021 por su actuación en defensa de los DDHH.

 

CENSURA Y REACCIÓN

Qué hay detrás de las agresiones contra el arte y la memoria de los derechos humanos

Las multitudinarias movilizaciones en el Día de la Memoria tuvieron un correlato ínfimo de actos vandálicos que deben ser contextualizados en una dimensión comparativa y por las respuestas de la sociedad.

En Chacabuco, una concejala reincidió en sus posteos de burla a las víctimas de desaparición forzada. Lo mismo había hecho una funcionaria mendocina. En la Universidad de Cuyo, quien se presentó a “exorcizar” una muestra de arte fue el asesor de un senador. Otra exposición, que contenía los cuadros de dos dictadores, fue levantada en La Plata, donde un local de Izquierda fue amenazado por personas armadas. En Tres de Febrero, el intendente no permitió la reinstalación de memoriales.

El posteo de Silvia Gorosito en Instagram.

La respuesta de la sociedad, no obstante, refuerza el acuerdo social alcanzado hace cuatro décadas sintetizado en la expresión “Nunca Más”. De inmediato se dio a conocer el apartamiento de los funcionarios o la devolución de los recordatorios. En dos casos, los episodios de violencia partieron de hijos de víctimas de los dictadores que no aciertan a canalizar sus traumas. Para dilucidar si se está ante una avanzada coordinada desde las derechas o son situaciones aisladas, conviene analizar una por una.

Chacabuco

La edila Silvia Susana Gorosito posteó, al igual que en 2022, fotos con frases que desmerecen el accionar judicial que condenó como “represión ilegal” las acciones de las fuerzas armadas de hace medio siglo, tiempo suficiente para entenderlo. La única diferencia importante es que esta vez lo hizo en un año electoral. Eso explica que algunos medios la ponderaran como “muy cercana al intendente de Juntos”. Tal cosa no se condice con su ubicación en la boleta electoral: segunda suplente.

La seguidora de Elisa Carrió que llegó a lista en acuerdo con la UCR, tenía tan pocas chances de acceder a una banca que ni siquiera consta en los documentos de la Junta Electoral, como puede verificarse en su sitio oficial.

Electa en 2019, recién pudo jurar a fines del mes pasado, solo para una sesión, porque el titular de la banca había pedido licencia. En aquel año, Juntos había ganado la Intendencia con cinco concejales; el sexto era Ariel Di Piero. Para que asumieran él y las subsiguientes personas, debían renunciar o licenciarse los electos que, en muchos casos, pasan a trabajar al Departamento Ejecutivo. Es lo que hizo la cabeza de lista, Laura Marchesse. Para que llegara el turno de Gorosito, hubo que saltear media docena de postulantes que, o bien trabajan en la Municipalidad o tienen otro empleo al que no les apetece renunciar por tan pocos meses que restan hasta terminar el mandato de diciembre.

Fuentes de El Cohete confirman que, en efecto, Gorosito había sido fiel al intendente Víctor Aiola, pero actualizan el dato de que después de la pandemia empezó a publicar críticas, acorde a la afectación que pudo haber padecido como comerciante en su rotisería Las Pastas de la Pepa (“La Pepa” es Gorosito).

En el pueblo de la 4ª Sección Electoral, los repudios más notorios son los de la propia alianza: la diputada provincial Micaela Olivetto, en Twitter; el presidente del Consejo Deliberante y la UCR distrital, Lisandro Herrera, y el presidente de su bloque, Alejo Pérez, quien en diálogo con Chacabuco en Red, lanzó: “Deseo que se tome la medida más dura desde lo institucional. Rechazo esta publicación y cualquier expresión similar. No hay lugar para discutir esto, que ya está saldado para quienes queremos vivir en democracia”.

Al silencio del jefe comunal, sumó dos informaciones: la pena por apología del delito va de un mes a un año de prisión, por lo que se apuró a borrar su posteo en Instagram, cuya cuenta solo puede ser vista si la titular acepta. El dato más determinante lo recibió desde el municipio: regresaría el titular de la banca. Así, no habría manera de que se aferrara a su fuero. Al “aceptarle” la renuncia que le sugirieron, el oficialismo comunal quedó bien ante un público no cautivo.

Eso es lo que llevó a que otra oriunda de Chacabuco, Sandra Raggio, considerase que hubiese sido más pertinente su expulsión. Raggio es directora de la Comisión Bonaerense por la Memoria que radicó en el Juzgado Federal de Junín la denuncia por apología.

Tal trámite seguirá su curso porque, en su renuncia, la disculpa ofrecida no ocultó la concepción que anida: “(…) La historia debe ser contada completa para conocer toda la verdad y sanar las heridas, para luego trabajar juntos por un país que incluya a todos”. Solo le faltó agregar las caritas de dos demonios.

Su forma de “sanar heridas” ya había sido exhibida en 2022, al postear una foto de la Junta Militar del ‘76 con la frase: “Gracias por todo”.

De paseo

Hacia julio, la subdirectora de Turismo en Rivadavia, Mendoza, Claudia Jaunin, compartió en Facebook la foto de Jorge Videla junto a un Falcon verde en cuyo baúl se lleva a Sergio Massa, Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Agregó: “El sueño de todos los argentinos de bien”. Su jefe, el intendente Miguel Angel Ronco, respondió desde Twitter: “(…) He tomado la decisión de separarla del cargo. Repudio toda acción que reivindique o avale la etapa más oscura de la historia argentina”.

El exorcista mendocino

Días atrás, un grupo destrozó una muestra artística en el Rectorado de la Universidad de Cuyo. Lo encabezaba un ex sacerdote católico, Daniel Francisco Giaquinta, quien da cursos de Retórica en la Facultad de Derecho y trabaja adscripto al senador Rafael Moyano (PJ). Fue filmado en la UNCuyo mientras fingía un exorcismo: “Cuando hay blasfemia oficial instituida por la autoridad, está el exorcismo para quitarnos al demonio de la blasfemia”, balbuceaba.

En los videos, rastreables por YouTube, se ve a su ladero, identificado por la investigación del periodista Negro Nasif, en el sitio El Otro: se trata de Santiago Hernán Vázquez, docente de la Facultad de Filosofía y Letras, secretario técnico de la revista de ideario medieval Scripta Mediaevalia y columnista del diario Los Andes (del Grupo Clarín) donde publicó diatribas contra la “ideología laicista” de la universidad pública donde cobra.

En la UNCuyo, Vázquez rezó en pos de “la protección de nuestra patria católica” al inventar que “el general San Martín ordenaba traspasar la lengua con hierro candente a aquellos que blasfemaban contra nuestra Señora”.

Ante estos fanáticos que habrían incurrido en delitos de daño agravado y discriminación, se interpuso la denuncia de los abogados Alejandro Acosta y Alfredo Guevara y la investigación abierta por la Fiscalía Federal 2.

En tanto, tras reconocer que el “polémico profesor Giaquinta” era un adscripto a su oficina, el senador Moyano aclaró que desconocía y no acordaba “para nada” con la irrupción en la muestra y pateó la pelota afuera: “Voy a pedir que no siga trabajando en mi oficina, tendrá que encontrar un lugar en el bloque o en la vicegobernación”.

 

 

Rearmado de los pedazos esparcidos.

Cuadros por el piso

Otra exposición fue atacada en la capital bonaerense, donde Andrés Garavelli, docente egresado de la Escuela Municipal quilmeña de Bellas Artes Carlos Morel, quiso inaugurar su muestra Soberanía, convocada por la galerista Pelusa Borthwick en memoria de la artista Graciela Marotta (fallecida el 21 de febrero), para resaltar los valores democráticos a 40 años del fin de la dictadura. En principio, él había comunicado: “El 11 de marzo, en el centro cultural MACA de Villa Elisa, una persona enfurecida comenzó a gritar y agredir de palabra frente a mi instalación ‘Cuadros Bajos’, pidiendo que se retirase la obra. Ante la negativa de los organizadores, el agresor vuelve con un grupo, retiran mi obra hacia el jardín y la destruyen a golpes mientras amenazan de muerte a lxs organizadores, quienes decidieron clausurar la exposición”.

Sin embargo, en diálogo con El Cohete, el artista actualizó la información. Consultado sobre novedades de último momento, relató que le hicieron saber que la agresión partió de alguien que conocen, cuya descripción coincide con la del hijo de un abogado montonero, ex jugador de rugby, desaparecido en 1977, cuya hija integra H.I.J.O.S. Capital. La muestra que vandalizó fue la que exponía los cuadros de los dictadores Jorge Videla y Reynado Bignone descolgados y apoyados en el piso.

 

Otro HIJO

Una situación análoga puede hallarse con otro hijo de desaparecidos, que evidencia cuán lejos llegan los efectos psicológicos de la represión ilegal.

Este lunes 27, un grupo apuntó con un arma al local platense de Izquierda Socialista (en el FIT-Unidad). Así se vio en un video que difundieron, a partir de lo cual recién se enteraron quienes habían estado en el interior.

Mientras juegan a gatillar “contra los zurdos”, se referenciaron en Javier Milei y en José Derman, quien desde un “centro cultural Kyle Rittenhouse”, que se autodefine como “anticomunista”, difunde discursos de odio neonazi.

Derman es hijo de ex detenidos desaparecidos. Tanto Cristina Gioglio, fallecida hace dos años, como Alberto Derman, declararon en juicios de lesa humanidad.

El año pasado, José Derman fue detenido tras publicar un video en el que lamentaba que el atentado a la ex Presidenta hubiera fallado y brindaba “total apoyo al héroe brasileño que intentó hacer justicia” (Fernando Sabag Montiel). Fue declarado inimputable por el juez federal Ernesto Kreplak a partir de un examen psiquiátrico que observó “signos de descompensación de sus facultades mentales. Presenta un cuadro clínico caracterizado por ideación de tinte paranoide, reivindicativo y megalómano, con marcada exaltación afectiva y proclividad a conductas impulsivas”.

 

Informe de la TVPública

“Hay que pedirle permiso al Intendente”

En Tres de Febrero, la Municipalidad retiró placas con nombres de desaparecidos en el marco de la remodelación de plazas. Como no las repusieron, las organizaciones sociales y de derechos humanos decidieron emplazarlas otra vez por su cuenta. Al jefe comunal Diego Valenzuela le pareció una prepoteada y respondió en sus redes digitales y en la televisión porteña que eso estaba mal por ser “autoritario”, lo que valida el consenso existente respecto de lo negativo de esa característica. A su argumento de que debe pedirse un permiso, el campo popular le contestó que hay en juego un “interés público” que ya fue considerado por una ordenanza de 2016. A las apariciones televisivas, la respuesta de la Comisión de Familiares y Compañerxs de Detenidxs Desaparecidxs, más el Consejo del Partido Justicialista local, sumaron las firmas de cuarenta organizaciones en apoyo, lo que se vio rubricado al final por la presencia del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, quien agarró la pala y ayudó a preparar el cemento para la recolocación de las baldosas. Con esa acción, la iniciativa de los de abajo se vio validada por el Estado nacional.

En un caso, como la Plaza de la Unidad Nacional, empleados municipales taparon la pintada de un pañuelo. En otro, tal como pedían las organizaciones de base, devolvieron la señalización que da nombre al bosque Dagmar Hagelin (la adolescente sueca asesinada por sicarios de la ESMA).

Echar luz sobre cada caso ayuda a darle una justa dimensión, para no caer en la desazón que desmoviliza.

 

TORTURA Y ASESINATO DE ELENA QUINTEROS

La segunda audiencia del Proceso núm. 22/11 C. Asesinato contra Jorge Troccoli en la sala del búnker de la prisión de Rebibbia en Roma se llevó a cabo hoy 14/03/202.

Los testimonios de la jornada se centraron en particular en la maestra Elena Quinteros y en la reconstrucción de las circunstancias de su desaparición, tortura y asesinato.

El primer testigo fue el exdiputado Luis Puig, militante del Partido por la Victoria del Pueblo uruguayo, dentro del cual, durante la resistencia a la dictadura, conoció la desaparición. Describió el carácter de Elena Quinteros, recordando su generosidad y responsabilidad, que le permitieron desempeñar un papel protagónico en el sector propagandístico del PVP. Un episodio ejemplar de su calidad humana fue aquel en el que la mujer, torturada junto con su pareja embarazada, mostró mayor preocupación por la mujer que por sí misma.
Por la tarde, la Corte escuchó a Mena Narducci y Elba Rama, quienes lucharon activamente en el Partido por la Vistoria del Pueblo Uruguayo junto a Elena Quinteros y relataron los secuestros y torturas que sufrieron en el marco de la represión.

Mena Narducci recordó haber participado de la actividad política del partido cuando era estudiante en Uruguay, relatando la progresiva limitación de las garantías personales de los ciudadanos vivida en los años posteriores al 68 por el gobierno y que culminó con el golpe de Estado de ‘ 73, la ocupación de la Universidad de la República por parte de militares, organizaciones antirrégimen organizadas por militantes en cuyo marco entró en contacto con Elena.

Elba Rama también ilustró su trabajo como funcionaria judicial, lo que le permitió acceder a los expedientes de los presos políticos sentenciados por tribunales militares durante los años de la dictadura.

UN PROYECTO ESPECIALPuede ser una imagen de 10 personas e interior

Porque el respeto a la dignidad humana no tiene colores ni fronteras
Una imagen muy especial de este año escolar, realizada por la red nacional de escuelas Memorie. Una città, mille storie en colaboración con Roma Best Practices Award
El tema central es la represión durante la dictadura argentina y en América del Sur con especial referencia a los ciudadanos de origen italiano.
Una forma de entrar en la historia, abordar el tema de los derechos humanos y juntos mejorar el español.
Hoy los niños de las escuelas participantes, tras diversas reuniones preparatorias, asisten a una audiencia del Proceso Cóndor a Jorge Troccoli (presentado en el búnker) responsable en 1976 de una dura represión en Uruguay contra numerosos estudiantes, torturados y asesinados.
El respeto por la dignidad humana también pasa aquí.
Todo el tiempo En todas partes.
Un agradecimiento especial a Maria Grazia Lancellotti , Jorge Ithurburu , Anna Guardiano Diego Osvaldo Flores y a todos los que contribuyeron a la realización de este hermoso proyecto.

Juicio Tellechea: Las declaraciones de algunos testigos fueron a contramano de versiones presentadas por los imputados.

Juicio Tellechea: Las declaraciones de algunos testigos fueron a contramano de versiones presentadas por los imputados.

El 7 de marzo se realizó una nueva audiencia en el marco del histórico juicio por la desaparición de Raúl Tellechea. En el mismo se dieron más declaraciones testimoniales, de las cuáles destacaron sobre todo tres. Esto se debe a que las mismas muestran las incompatibilidades que tiene la versión que dieron los imputados.

El 7 de marzo se llevó a cabo una nueva audiencia en el marco del histórico juicio por la desaparición de Raúl Tellechea. El listado de testimonios previstos para esta jornada estuvo conformado por la/os testigos Remedios Gómez, Benito Ávila, Raúl Quiroz, Miguel Benavidez y Juan José Chica.

El testimonio de Remedios Gómez.

Remedios Gómez, es abogada y comenzó su testimonio explicando su relación de amistad con la familia y remarcando que nunca fue asesora legal de los Tellechea.

Remedios Gómez comentó que participó en el ingreso del departamento de Raúl Tellechea al momento de su desaparición, dónde encontraron los efectos personales del desaparecido (documentación, billetera, lentes, celular, medicación) y remarcó que “el policía León acompañó a la familia, pero no ingresó al interior del domicilio ni obtuvo ninguna clase de registro o evidencia”. Luego explicó que el mismo funcionario policial “estuvo presente en la Mutual del personal de la Universidad, cuando la familia tuvo reunión con las autoridades de la institución”.

Remedios Gómez denunció que no se le permitió participar de la mencionada reunión, porque alguien la señaló cómo abogada y que no estaba presente el abogado de la mutual.

 

Testimonio de Benito Alberto Ávila.

Seguidamente procedió a dar su declaración Benito Alberto Ávila, empleado de la Mutual desde 1980 hasta la actualidad. Antes de dar su testimonio solicitó que no se lo filme ni se difunda su voz por la plataforma YouTube,

Benito Alberto Ávila fue muy breve en sus respuestas. Comentó que sí conocía a Tellechea, y que no recuerda cuándo fue la última vez que lo vio, tampoco recuerda lo declarado anteriormente sobre el día anterior a la desaparición. El abogado querellante tuvo que leer reiteradas veces declaraciones anteriores, para ayudar a la memoria del testigo. Ávila alegó estar enfermo, con depresión y que eso le dificulta recordar.

Ávila fue interrogado sobre un servicio provisto por la mutual a sus asociado/as, que son las órdenes de compra, sobre las que no hizo mayores aclaraciones. De igual manera, no se extendió en las referencias respecto a las vinculaciones de Vicente Flores con Luis Moyano, ni sobre otras averiguaciones acerca del funcionamiento de la mutual, o de cuando les informaron a los empleados sobre la desaparición del ingeniero.

En todos los casos contestó no recordar o no conocer cabalmente toda la información.

 

Testimonio de Juan José Chica.

Juan José Chica, ex autoridad de la Federación de ciclismo sanjuanino, en su declaración dijo haber conocido a Moyano del club Sportivo Desamparados. También mencionó conocer a Raúl Tellechea del ámbito del ciclismo y agregó que lo vio la última vez el 27 de septiembre de 2004 por la noche.

Juan José Chica explicó que Tellechea fue citado para solicitarle que capacite a la gente de la Federación, reunión que inició a las 21.30 y finalizó pasadas las 22.30 horas, cerca de las 23, en la que participaron entre 10 a 13 personas aproximadamente. Cabe aclarar que este es un testimonio crucial donde se cruza con las declaraciones de las ex autoridades de la Mutual quienes habían mencionado que estuvieron reunidos el mismo día a la misma hora con Tellechea.

 

 

Testimonio de Raúl Quiroz.

Finalmente declaró Raúl Quiroz, quien afirmó trabajar en la Mutual desde 1981 y que se jubiló hace cinco años atrás.

Raúl Quiroz explicó que la liquidación de sueldos la realizaba Raúl Tellechea con un programa informático y se la presentaba a Luis Moyano y Luis Alonso, presidente y tesorero respectivamente. También dijo creer que en el 2004 Moyano ocupaba algún cargo en el gobierno por lo que lo reemplazó Miguel del Castillo.

También agregó que Tellechea no figuraba en las planillas de las liquidaciones porque no era empleado fijo de la mutual. Otra afirmación que nuevamente cruza la denuncia que formularon los ex directivos de la Mutual contra Tellechea, sobre duplicación de planillas y pagos de sumas no autorizadas a favor del desaparecido.

Raúl Quiroz comentó que el día 27 de septiembre de 2004 no recuerda haber visto al desaparecido cuando se retiró de la institución a la finalización de la jornada laboral, sobre las 21 horas.

Raúl Quiroz afirmó que tanto Alonso como Castillo le habían hablado de una reunión con Tellechea, pero él no lo vio, sin embargo se encontró con Miguel Benavidez, miembro del Consejo Directivo de la Mutual, en la puerta de la institución.

Raúl Quiroz fue interrogado sobre irregularidad con órdenes de compra que no se mandaban a descuento. Su respuesta señaló que se sacaban a cuenta de los círculos de dinero que se armaban con el personal de la mutual, sin embargo, Tellechea no podía participar de estos círculos debido a su carácter de personal transitorio que ocasiona no poderle descontar las cuotas o las órdenes de compra. También se lo indagó sobre Alberto “Lali” Flores -investigado en la causa-, a lo que mencionó que fue contratado para la vigilancia en el camping hasta el 2004.

Por último, Raúl Quiroz relató que el Consejo Directivo de la institución les informó a las y los empleada/os en una reunión, posterior a la desaparición del ingeniero, sobre la denuncia realizada contra Raúl Tellechea por irregularidades. Finalmente concluyó diciendo que sobre el mediodía del día siguiente a la desaparición ya se comentaba en el seno de la Mutual que Raúl Tellechea se encontraba desaparecido.

El último testigo previsto para declarar era Miguel Benavidez pero no se presentó. Su ausencia se debió a que estaba enfermo.

 

 

Presentan el Dossier de sentencias pronunciadas en juicios de Lesa Humanidad en Argentina

Producido por la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad

14.02.2023 en Lesa humanidad
La actualización del trabajo, de publicación periódica, presenta un resumen de los principales aspectos de cada juicio en orden cronológico. Se desarrolla la información de 266 sentencias dictadas entre 2006 y 2021.

Ver / Descargar Dossier de sentencias pronunciadas en juicios de Lesa Humanidad en Argentina
La Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad presenta la actualización del Dossier de sentencias pronunciadas en juicios de Lesa Humanidad en Argentina, que contiene un resumen y descripción de los principales datos de 266 sentencias dictadas entre 2006 y 2021.

El trabajo de la procuraduría especializada desarrolla la información desde los primeros dos juicios orales realizados en 2006, tras la reapertura de las causas por crímenes del terrorismo de Estado, en los que fueron condenados Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio Simón (alias “turco Julián”), en La Plata y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, respectivamente.

Las sentencias están ordenadas por año. En cada caso se informa la cantidad de víctimas y de acusados, un resumen de los hechos arribados a juicio y acreditados, y datos contextuales. Esta última actualización del dossier (la anterior databa de 2018) incluye además los enlaces para la descarga de las sentencias dictadas desde 2018 en adelante.

Ver / Descargar Dossier de sentencias pronunciadas en juicios de Lesa Humanidad en Argentina

 

 

 

La Plata: la fiscalía inició su alegato en el caso de los hermanos Ramírez, víctimas de maltratos y abusos en un hogar tras el asesinato de su madre

Exposición de Juan Martín Nogueira y Ana Oberlin, auxiliares fiscales
La Plata: la fiscalía inició su alegato en el caso de los hermanos Ramírez, víctimas de maltratos y abusos en un hogar tras el asesinato de su madre en 1977
La Unidad Fiscal describió los homicidios de seis adultos en dos procedimientos y la semana próxima continuará con los hechos padecidos en el Hogar de Belén por Alejandro, María y Carlos Ramírez, de 2, 4 y 5 años de edad, quienes hoy viven en Suecia. Adelantó que pedirá que el tribunal emita una “declaración de verdad” sobre hechos de abuso sexual imputados a personas apartadas del proceso por incapacidad sobreviniente.

El auxiliar fiscal Juan Martín Nogueira y la auxiliar fiscal Ana Oberlin desarrollaron este jueves ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata la primera mitad de la acusación en el juicio por los crímenes cometidos contra los hermanos Alejandro, María Ester y Carlos Ramírez -quienes viven actualmente en Suecia- y el homicidio de su madre Vicenta Orrego y de otros cinco militantes en dos operativos en marzo de 1977. “Dejaremos demostrada la integración de los hechos con el plan sistemático de desapariciones que implementó la última dictadura cívico militar”, indicaron.

La exposición de la fiscalía se lleva a cabo en el debate de la denominada causa “Hogar de Belén”, institución de Lomas de Zamora que fue epicentro de los maltratos, abusos sexuales y la ocultación a su familia biológica que sufrieron los hermanos de entonces 2, 4 y 5 años de edad. La fiscalía sostuvo que en ese lugar “se aplicó la lógica concentracionaria” contra la niña y los niños, aunque hoy no llegó a abordar en su exposición los hechos ocurridos en ese establecimiento.

A esta instancia del juicio -que comenzó en marzo del año pasado– llegaron acusados el exministro de Gobierno bonaerense Jaime Smart; el excomisario y jefe del Pozo de Banfield, Juan Miguel Wolk; los expolicías bonaerenses que revistaban en la Brigada de Investigaciones de Lanús Roberto Guillermo Catinari, Héctor Raúl Francescangeli, Armando Antonio Calabro, José Augusto López; Rubén Carlos Chavez; y la entonces secretaria del Tribunal de Menores de Lomas de Zamora, Nora Susana Pellicer.

El exministro y los expolicías llegaron acusados por los crímenes perpetrados en los procedimientos del 15 y 16 de marzo de 1977 en fincas de Almirante Brown y Banfield, donde fueron asesinados Vicenta Orrego, María Florencia Ruival y José Luis Alvarenga, en el primero, y Pedro Juan Berger, Narcisa Adelaida Encinas y Andrés Steketee, en el segundo. La exfuncionaria judicial está acusada por haber intervenido desde el tribunal en la sustracción, retención y ocultamiento de los hermanos y en la supresión y alteración de la identidad mientras la niña y los niños estuvieron bajo guarda del “Hogar de Belén” -entre el 21 de marzo de 1977 y el 26 de diciembre de 1983- por disposición judicial pese al reclamo de su padre y de su tía.

“Minutos después de rodear la casa, [los atacantes] ejecutaron una violenta balacera que tuvo como consecuencia el asesinato de las tres personas adultas que se encontraban allí, quienes no tuvieron ninguna chance de salvar su vida”.

La fiscalía adelantó que en el petitorio requerirá una “declaración de verdad” en relación con los crímenes perpetrados en el “Hogar”, dado que durante la tramitación de este largo proceso judicial fallecieron o fueron apartadas por incapacidad sobreviniente personas consideradas autoras directas de los abusos sexuales y de otros delitos. La jueza de menores de Lomas de Zamora Marta Delia Pons falleció antes de iniciado el proceso.

“Sincronicidad represiva”

El y la representante del MPF sostuvieron que los hechos de la causa “se relacionan a un esquema de sincronicidad represiva”, que tuvo por un lado “la persecución de personas por razones políticas e ideológicas, su asesinato y la desaparición de sus cuerpos” en el marco de la “lógica binaria imperante” que los concebía como “blancos que había que destruir o aniquilar”, y, por otro, que “esos mismos hechos criminales se integraron a otros de los objetivos del plan, en cuanto a la extensión y/o direccionamiento hacia los hijos e hijas de las personas desaparecidas, con acciones que tenían la finalidad de modificar la propia descendencia y/o filiación de las víctimas”.

Añadieron que la sincronicidad represiva -que describieron con el gráfico presentado a continuación- incluyó los hechos padecidos por Julio Ramírez -el padre de la niña y los niños, secuestrado en 1974 y detenido al momento de los hechos de esta causa en la Unidad 9 de La Plata- y de María Antonia Berger, sobreviviente de la masacre de Trelew en 1972, cuyo padre fue asesinado en el procedimiento del 16 de marzo juzgado en esta causa.

El ataque a la casa de la calle Nother

La fiscalía describió que el primer eslabón de la cadena de hechos juzgados en este juicio fue el ataque perpetrado en la madrugada del 15 de marzo de 1977 por integrantes de la Policía bonaerense, entre ellos -especificó el MPF- “los aquí imputados, junto con otros hoy fallecidos y personas no individualizadas”, y del Ejército contra la vivienda de la calle Nother N°5100, en el barrio San José de la localidad de Adrogué, cabecera del distrito bonaerense de Almirante Brown. La casa se encontraba en una zona descampada, rodeada de baldíos, con acceso por calles de tierra.

El personal policial interviniente pertenecía a la Brigada de Investigaciones de Lanús, sede del centro clandestino de detención “El Infierno”, cuyo funcionamiento está siendo juzgado actualmente en otro debate oral y público.

En esa casa se encontraban Vicenta Orrego Meza junto a sus hijos Alejandro Mariano y Carlos Alberto y su hija María Esther; María Florencia Ruival y José Luis Alvarenga. La fiscalía reconstruyó sus historias de vida, como “parte de la dimensión reparadora de estos juicios”, que consiste en “recuperar las identidades de las personas que sufrieron el terrorismo de Estado”.

Al repasar la historia de las víctimas de ese procedimiento, la fiscalía describió que Vicenta Orrego llegó a esa casa de la calle Nother en diciembre de 1976 junto a su hija e hijos y que luego llegaron José Luis Alvarenga y María Florencia Ruival, ambos de 28 años, perseguidos con anterioridad al golpe de Estado por su militancia en Montoneros.

“Minutos después de rodear la casa, [los atacantes] ejecutaron una violenta balacera que tuvo como consecuencia el asesinato de las tres personas adultas que se encontraban allí, quienes no tuvieron ninguna chance de salvar su vida. Además, las fuerzas atacantes dispusieron de sus cadáveres como si fueran personas no identificadas”, describió la fiscalía. Uno de los disparos rozó e hirió a Carlos Ramírez, a quien su madre había intentado poner resguardo junto a su hermana y su hermano.

El hecho fue descripto en los informes policiales como “un enfrentamiento con delincuentes subversivos”, aunque “se trató de un verdadero ataque con el objetivo de aniquilar a las personas que estaban allí”, y “los medios de comunicación de la época, como era habitual, reprodujeron el relato oficial”: refirieron la muerte de tres personas adultas y el hallazgo de tres niños.

De acuerdo con el testimonio de los hermanos y de diferentes vecinos, quince minutos después de comenzada la balacera, desde adentro de la casa se pidió que se deje de disparar para sacar a los niños y a la niña. Vicenta Orrego salió con ellos por una ventana que daba al fondo de la vivienda. “Ella mostraba y agitaba un trapo blanco, para que cesaran los disparos. En ese momento, un efectivo que estaba apostado allí, recibió a sus hijos. Seguidamente, condujo a Vicenta unos metros más adelante y, de manera totalmente intempestiva e injustificada, sin haber hecho ella ningún tipo de movimiento, le disparó en la cabeza desde muy poca distancia, provocando su muerte de inmediato. Todo esto ocurrió frente a sus hijos e hija”, sostuvo hoy la fiscalía en su alegato de acuerdo al relato de dos testigos presenciales.

Los homicidios de Ruival y Alvarenga sucedieron minutos después, cuando un grupo de policías ingresó a la casa y disparó contra ambos. Las actas de defunción señalaron como causa de su muerte “lesiones graves en nobles centros encefálicos”, describió la fiscalía. Los cuerpos fueron enterrados como NN en el cementerio de Rafael Calzada. Los restos de Alvarenga y Ruival fueron identificados con posterioridad, mientras que Orrego permanece desaparecida.

“Ella mostraba y agitaba un trapo blanco, para que cesaran los disparos. En ese momento, un efectivo que estaba apostado allí, recibió a sus hijos. Seguidamente, condujo a Vicenta unos metros más adelante y, de manera totalmente intempestiva e injustificada, sin haber hecho ella ningún tipo de movimiento, le disparó en la cabeza desde muy poca distancia, provocando su muerte de inmediato”.

Los hermanos Ramírez fueron abandonados por la policía. Los tres niños caminaron solos, guiados por Carlos, el mayor, de cinco años de edad, hasta la casa -situada a unos 100 metros- de una familia vecina al lugar, donde vivieron alrededor de una semana. Pasados los días, los vecinos se dirigieron el Tribunal de Menores de Lomas de Zamora, a cargo de la jueza Pons, para denunciar la situación de desamparo de Carlos, Alejandro y María Ramírez.

El ataque a la casa de Llavallol

La fiscalía describió que el 16 de marzo de 1977, al día siguiente del ataque a la casa de la calle Nother, efectivos del Ejército, de la Brigada de Investigaciones de Lanús y de la seccional de esa ciudad cercaron una vivienda situada en Ascasubi y Camino de Cintura de Llavallol, partido de Lomas de Zamora, y abrieron fuego “sin ningún aviso previo, ni posibilidad para los habitantes de salvar su vida”. Juan Pedro Berger, Narcisa Adelaida Encinas y Andrés Steketee murieron como consecuencia de los disparos. De acuerdo con los testimonios, las tres víctimas fueron obligadas a salir de la vivienda: “Ellos obedecieron e, indefensos, salieron y fueron acribillados”, explicaron los auxiliares fiscales. “El brutal ataque finalizó con la explosión de granadas que dejaron a las víctimas bajo los escombros de la vivienda”, añadieron.

Las actas de defunción de las víctimas, repasadas en el alegato, dieron cuenta de “hemorragia aguda” en los tres casos, en dos atribuibles a “herida de granada” y “herida de guerra” y en otro a “fractura de cráneo”. Los restos de las tres víctimas fueron inhumados como NN en una sola fosa en el cementerio de Lomas de Zamora.

De acuerdo con la prueba reunida, los homicidios fueron parte de la persecución para dar con María Antonia Berger, fundadora de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), sobreviviente de la Masacre de Trelew de 1972 y responsable de la Columna Oeste de Montoneros en 1976. Su padre era Juan Pedro Berger -de 66 años-, mientras que Encinas y Steketee eran un matrimonio amigo de aquel. María Antonia Berger, desaparecida, fue asesinada en octubre de 1979 y su cuerpo fue exhibido a los prisioneros en la Escuela de Mecánica de la Armada. De acuerdo con la hipótesis de la fiscalía, el ataque a la casa de Llavallol fue propiciado porque “las fuerzas represivas o bien estaban buscando a María Antonia Berger o procuraron asesinar a su padre con el propósito de amedrentar la actividad militante de ella”.

La responsabilidad en los homicidios

La fiscalía relató que la individualización de los autores materiales -Calabró, Chávez, Catinari, Francescangelli y López, este último sólo por el caso de Llavallol- se logró gracias al testimonio de vecinos -uno de ellos, miembro de la Policía provincial- de ambos lugares que reconocieron a algunos de los agentes actuantes y también a documentación obtenida de sus legajos, donde figuran felicitaciones relacionadas a los procedimientos ilegales. La identificación de los autores materiales de bajo rango permitió a la fiscalía avanzar sobre las responsabilidades de sus jefes Wolk y Smart.