12-05-2023 | Simone, Zalazar, Navarro, Campanille, Raganato, Cuadrado y Carmona dijeron sus palabras finales antes del fallo del tribunal. A sus declaraciones de inocencia se sumaron las referencias a valores cristianos y patrióticos. La próxima audiencia es el viernes 19 de mayo y la sentencia es el 2 de junio.
Como sucede antes del final del juicio y luego de los alegatos, los imputados comenzaron a decir sus últimas palabras antes de la sentencia. En esta jornada fueron siete quienes tuvieron la oportunidad: Simone, Zalazar, Navarro, Campanille, Raganato, Cuadrado y Carmona. Hicieron referencia a su inocencia, a su religión cristiana y a la falta de pruebas para ser condenados. Ninguno estuvo presente; hablaron mediante videollamada, casi todos, desde su casa.
Oscar Alfredo Simone
Intervino desde el Complejo Penitenciario Federal 6. Introdujo su relato con la afirmación de que no hay ninguna clase de prueba para responsabilizarlo por los hechos que se le imputan. Se refirió al Ministerio Público Fiscal como “pelotón de fusilamiento fiscal” y cargó las tintas contra el organismo: “La fiscalía ha pretendido durante todo el transcurso del juicio, desde el 2019, transformar esta sala en un patíbulo”, “me etiquetó, me hurtó la libertad, me arruinó la salud”. De hecho responsabilizó a la acusación de su artrosis generalizada.
Remarcó que, según su legajo, su ingreso al Ejército es posterior al periodo investigado, a pesar de la prueba que hay en contra. Se consideró víctima de la situación —primero mediante la persecución y luego como prisionero— “solamente por ser integrante del Destacamento de Inteligencia”. Repasó algunas declaraciones que descartó como evidencia para acusarlo y condenarlo, como la de Ricardo Puga, Nora Cadelago, Daniel Tramontana y Susana Negrette. Simone consideró que no se busca justicia sino “condenar a como dé lugar” por la “postura morbosa que persigue la fiscalía”.
Hugo Luis Zalazar
“Desde el comienzo de estos juicios nunca tuve la oportunidad de decir mi verdad”, introdujo para declararse inocente. Y aseguró estar sumergido en una gran tristeza e impotencia por los delitos que se le atribuyen, a partir de lo que consideró ensañamientos contra su persona. Habló de su vida privada, de cómo priorizó buenos consejos para su familia y para sus subalternos. Repasó su trabajo como oficial de logística y en otras funciones. “Todo esto cambió por venganza desmedida, ensuciando mi nombre y el de mi familia con acusaciones llenas de odio”, manifestó.
Nuevamente surgió la idea de que la acusación que pesa sobre él se debe a haber prestado servicios en la oficina de Inteligencia del Ejército y no por haber participado en alguna actividad represiva: “Siempre estuve tranquilo en mi accionar”, remarcó. Considera que, en realidad, está “pagando culpas ajenas” porque lleva ocho años detenido sobre la base de “discursos irracionales” y “evidencia armada”. Para concluir, se aferró a la Teoría de los dos demonios —“lamento profundamente todas las vidas que se perdieron de ambas partes”— y al discurso religioso —“ruego a dios perdone a quienes me acusan falsamente”—.
Vicente Omar Navarro Moyano
En su relato, recurrió a la imagen de la justicia: una mujer con los ojos vendados y una balanza que, aseguró, en este caso está completamente desequilibrada. Solo un platillo tiene peso porque está lleno con sus valores morales y éticos adquiridos en el magisterio y en el Colegio Militar de la Nación: amor, respeto, igualdad, honor, patriotismo. Refirió, incluso, que juró a la bandera defenderla hasta perder la vida. Sintetizó sus valores en palabras de Jesús: amar a dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
Aseguró ser un ferviente defensor de los valores democráticos y haberse opuesto al golpe militar en 1976, aunque soslayó que en Argentina no existe la pena de muerte. “No tendría que haber habido desaparecidos. El que estaba en contra del Estado tendría que haber enfrentado sus condenas. Y, si era esa condena para recibir la muerte, enterrarlo en un lugar donde los familiares pudieran ir a consolarse delante de sus tumbas”.
Por cuestiones personales durmió varias noches en el Destacamento de Inteligencia 144 y afirmó que de allí “no salían patotas”. También repasó sus años participando del conflicto armado latente con Chile por el Canal de Beagle y su colaboración con Inglaterra en la Guerra de Malvinas. Remarcó que nunca recibió ni emitió ninguna orden ilegal. Antes de terminar con sus palabras, hizo referencia al periodo en que huyó de la Justicia: “¿No presentarse es estar prófugo?”.
Guillermo Campanille
“Fui formado en un hogar cristiano donde me inculcaron valores como libertad, paz justicia, servicio y respeto hacia los demás”, comenzó. Todos esos valores, destacó, se enriquecieron cuando ingresó a las Fuerzas Armadas. Contó que participó en el conflicto por el Canal de Beagle y que es un orgulloso veterano de Malvinas. Reclamó que está imputado solamente por haber hecho un curso de inteligencia aérea, ya que “no existe prueba alguna” en su contra.
Manifestó que hoy sufre daños físicos, psicológicos y familiares por ser responsabilizado de “hechos aberrantes sobre los cuales siempre expresé mi repudio”. No comentó nada sobre el tiempo que estuvo prófugo.
Alberto Raganato
“Nunca recibí ni emití una orden ilegal”, resaltó Raganato, quien también fue detenido en el 2014. Se siente ante una imposibilidad de defenderse porque están fallecidos tanto subalternos como superiores de la época que se investiga. Aseguró que no hay prueba en su contra y que el proceso judicial le ha causado perjuicios a su familia. “Tengo la esperanza de que la justicia se cumpla como dios manda”, concluyó.
Juan Carlos Cuadrado
Desde un comienzo lamentó que la acusación no le va a dar importancia ni credibilidad a sus palabras, a pesar de que ni la fiscalía ni las querellas tienen posibilidad de intervenir en esta instancia. “Soy total y absolutamente inocente de los cargos que se me imputan. Nunca recibí ni impartí ninguna orden de índole ilegal”, remarcó. También refirió que lo cargan de responsabilidades porque sus superiores están muertos y, como jefe del Escuadrón Tropa, no tenía la autoridad que le imputan.
Sobre la época de los hechos investigados, se refirió a un país “sumergido en el caos y en la violencia”, pero después de cuarenta o cincuenta años no se pueden hacer acusaciones, solo suposiciones o conjeturas. Rechazó, escandalizado, la comparación de la dictadura militar argentina con la Alemania Nazi. “Solo dios sabe del sufrimiento que significó para mi familia”, finalizó.
Néstor Nivaldo Carmona
Como todos, Carmona recordó su detención en 2014, en manos de Gendarmería. “Me metieron a un calabozo como un delincuente común cualquiera”, reclamó. Repasó su vida en prisión, las faltas de respeto a las que fue sometido, los malos tratos cotidianos, la dificultad de su familia para visitarlo. Contó que tuvo varias operaciones por hernias y problemas de salud bucal. Aseguró que no hay prueba para acusarlo y se definió como “ferviente devoto de dios”, quien revelará “la falsedad de las acusaciones”.
AUDIENCIA 115 / LOS IMPUTADOS DIJERON SUS ÚLTIMAS PALABRAS Y YA HAY FECHA DE SENTENCIA