La pandemia de coronavirus golpeó fuerte el poder reparatorio de los juicios por los crímenes de la última dictadura cívico militar. De un día para el otro, las audiencias ya no pudieron ser presenciales y privó, así, a sobrevivientes y a familiares de víctimas, de la posibilidad de contar su historia frente a jueces y fiscales; de poder pedir Justicia, cárcel común, nunca más, y tantas otras cosas a viva voz y frente a los responsables de que sus vidas nunca más fueran iguales. Pero también tuvo su sorpresa: desde que la presencialidad no puede ser la regla en estos procesos, un medio de comunicación comunitario, alternativo y popular, como lo definen sus fundadores y quienes hacen La Retaguardia, comenzó a transmitir vía streaming las audiencias de algunos debates y va camino a convertirse en lo que, si continúa ampliando pantallas, el Netflix de los juicios de lesa humanidad.

“En un principio lo pensamos como una manera de seguir haciendo lo que hacíamos en otro formato. Pero empezamos a vislumbrar que el valor presente y el valor futuro que tienen estos materiales que estamos generando son imposibles de considerar ahora en su verdadera dimensión”, cuenta Fernando Tebele, fundador de La Retaguardia y co-conductor de las transmisiones de los juicios de lesa que inauguraron a fines de abril del años pasado y multiplicaron al día de hoy.

Comenzaron a transmitir el juicio por los crímenes de lesa humanidad que sufrieron los militantes montoneros de la Contraofensiva hace un año. Siguieron con los juicios por los Vuelos de la Muerte en Campo de Mayo y las Brigadas de Banfield, Quilmes y Avellaneda. Tomaron la fase definitoria de Esma IV. Sumaron hace algunos meses el debate Contraofensiva II y, desde la semana pasada, el de la Megacausa Campo de Mayo y Puente 12 II, que está en las puertas de los alegatos. Nadie tiene más que ingresar al canal de You Tube del medio   para poder acceder a la transmisión. Las audiencias, además, quedan grabadas y a disposición para ser vistas cuando se quiera o se pueda, organizadas por listas de reproducción.

Para quienes hacen La Retaguardia, los juicios de lesa humanidad “son históricos, reparatorios e imprescindibles en la construcción de un futuro mejor”. Sin embargo, el medio no está dedicado a su cobertura de manera exclusiva, así como tampoco los ponderan por otros temas: “No podemos desligar las coberturas de los juicios de las causas de crímenes de Estado en democracia o del pedido de libertad a los 12 presos políticos de Andalgalá hoy”, remarcó Tebele.

Una agenda, casi 20 años de historia

Los juicios de lesa humanidad integraron la agenda informativa de La Retaguardia desde siempre, temática se encuentra englobada en “derechos humanos”, uno de los cuatro ejes que siempre están presentes –género, luchas sindicales y luchas en defensa del medioambiente–. “En diferentes momentos se va reformulando la agenda y por cuestiones de coyuntura fuimos más fuerte con uno u otro. Como ahora es con los juicios, en su momento fue con Andalgalá”, cuenta Tebele.

En realidad, la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de los organismos fue la que siempre estuvo presente. Los primeros tiempos, cuando solo era un programa de radio y un blog que replicaba lo sucedido al aire, en 2003, solían cubrir los escraches a genocidas que gozaban de libertad e impunidad. Desde que las leyes que los mantenían libres dejaron de existir, comenzaron a “cubrir” los juicios. En 2010 inauguraron una emisora online en cuya grilla los juicios de lesa cuentan con un programa propio: Oral y Público fue y es un envío semanal que mantuvieron desde el primer día Tebele y Víctor Bazterra, sobreviviente de la Esma, que falleció en mayo pasado.

Las transmisiones

La pandemia se instaló y con ella un suspenso preocupante en el proceso de juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura. Pasaron algunos meses hasta que el universo judicial lograra ponerse de acuerdo en que de alguna manera había que seguir. La virtualidad ganó la partida: indagatorias, testimonios, interrogatorios, alegatos, sentencias mediadas por el famoso, y a esta altura en algunos espacios detestado, zoom.

Para entonces, LR cubría periodísticamente el juicio Contraofensiva cronicando audiencia tras audiencia en un blog especialmente diseñado para ese contenido. Fue al tribunal que dirige ese juicio, el Federal número 4 de San Martín, a quien solicitaron el primer permiso de transmisión cuando sabían que a mediados de 2020 las jornadas de testimonios retomarían su ritmo por la vía remota. Resaltó Tebele: “El TOF no solo nos habilitó a transmitir las audiencias sino que delegó en nosotros la publicidad del juicio. Solo nosotros lo haríamos”.

A fines de abril, el medio inauguró su transmisión vía streaming, que nunca fueron una simple repetición del Zoom del TOF. Las transmisiones relatan, introducen, aclaran, contextualizan audiencia a audiencia el avance del debate. Los comentarios de les conductores –Tebele y Martina Noailles o Diego Adur o Luis Angió o algune sobreviviente– se mezclan con movimiento de “cámaras”, menciones a otros juicios, entrevistas post audiencia para dar análisis a lo acontecido. “Apostamos a una cobertura periodística, nuestra apuesta va mucho más allá de hacer un juego de cámaras y hablar en los cuartos intermedios. Tomamos lo que se comenta en el chat de la transmisión –quien vea en vivo la transmisión puede participar del chat, los comentarios son cientos por jornada– entrevistamos al cierre, clarificamos los pasos procesales de cada audiencia”, puntualizó Adur.

Algunos de esos debates –Contraofensiva, Megacausa y Vuelos de la muerte– son transcriptos, luego, a artículos periodísticos gráficos, volcados en el sitio web del medio  o en blogs armados especialmente. La desgrabación de cada jornada la llevan a cabo cuatro chicas: Agustina Sandoval Lerner, Noelia Laudisi De Sa, Mónica Mexicano. El equipo lo competan Paulo Giacobbe, Valentina Maccarone, Natalia Bernades, dedicado a los juicios es de unas 10 personas; en LR, en general, son unas 30.

La potencialidad

La decisión de hacerlo fue para darle continuidad a una tarea que ya venían desarrollando desde el medio. Descubrieron que su potencialidad excedía toda la cuestión de pandemia/presencialidad/virtualidad, al andar. “Ahora hay más chances de que los juicios superen la población de familias afectadas, sobrevivientes, militancia de derechos humanos, que son los que más o menos los venían siguiendo, y lleguen más allá”, destacó Tebele.

Entre los “youtubevidentes” encuentran cada vez más jóvenes que presencian estos juicios por primera vez –Tebele comentó incluso que las transmisiones fueron sostén del programa “La escuela va a los juicios” durante todo el año pasado–, sobrevivientes que viven en otros países, “lo que posibilitó aporten al debate, como pasó en Contraofensiva”, señaló Mexicano en relación a la identificación de un represor de Campo de Mayo durante el juicio de Contraofensiva.

Sin ir más lejos, fueron algunas de las querellas de familiares y víctimas de alguno de los juicios que el medio replica día a día quienes organizaron una campaña de aporte de fondos para apoyar el trabajo de quienes lo llevan a cabo. Les trabajadores de La Retaguardia hacen su labor diaria sin retribución económica alguna. Para elles es una cuestión de “militancia”. La colecta, reza el mensajito que recorre whastapp con el número de cuenta bancaria, es para “el medio alternativo que hoy hace posible que allí en donde estemos podamos seguir varios de los juicios de lesa humanidad” en transmisiones que “permite darle una publicidad inimaginada hasta antes de la pandemia”. Lo recogido, aseguraron, irá para “reequipamiento que mejore el trabajo”.