AUDIENCIA 4 / EL TESTIMONIO DE MIRIAM EN EL JUICIO POR SU APROPIACIÓN
23-4-2021 | Declaró brevemente en juicio la principal víctima de esta causa: Miriam Lourdes, hija de “Pichona” Moyano y Carlos Poblete, nacida en la ESMA y apropiada por el exagente de inteligencia Armando Fernández y su esposa, Iris Luffi. La mujer conoció su identidad en 2017 luego del análisis genético al que inicialmente se resistió. Fiscalía y querella omitieron interrogarla para no revictimizar, no así las defensas. La próxima audiencia será el 7 de mayo a las 9:30.
Antes de oír el único testimonio de la jornada, Alejandro Piña, presidente del tribunal, consultó si las partes estaban de acuerdo en omitir la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la querella de Abuelas de Plaza de Mayo. Como el documento no difiere sustancialmente con el del Ministerio Púbico Fiscal, la abogada querellante Viviana Beigel, al igual que fiscalía y defensas, mostró conformidad. Se declaró entonces abierto el debate. El juez Piña ofreció la palabra a las personas imputadas pero decidieron abstenerse. Se leyó luego la breve declaración de Santiago Abelardo Garay en instancia de ampliación indagatoria que se refirió la audiencia pasada al leer la requisitoria.
Las palabras de la nieta 127
Miriam Lourdes Fernández declaró en sala. Relató a pedido del tribunal parte de su vida: “Soy la cuarta hija de un matrimonio, mis padres adoptivos [Armando Fernández e Iris Luffi] tienen tres hijos varones y tres hijas mujeres”, comenzó. “Mi infancia fue hermosa, rodeada de una familia con hermanos, en un barrio, como cualquier niño normal”. En la adolescencia, “cuando tuve más noción de la vida fueron surgiendo dudas sobre mi identidad y mi vida. Con mis hermanos lo charlábamos mucho”. Explicó que entrada la secundaria la duda fue mayor: “Decidí enfrentar a mi papá y preguntarle mi historia, si era hija biológica de ellos (…) Me dijo que no, y me contó su historia. Fue una charla entre los dos. Yo con mi papá tenía mucha confianza y hablaba mucho. Me contó qué había pasado y me dijo que él iba a apoyarme en la decisión que tomara para saber mi historia”.
Miriam no quiso averiguar más: “Le dije que no me interesaba, que yo estaba bien así, que era feliz y que iba a seguir esa vida”. Agregó que sus hermanos y hermanas no entendían esa negativa. “Hasta el día que supe del ADN no me interesó saber sobre mi origen. Es más, traté muchas veces de evitar que se supiera”. Explicó que con Iris Luffi no pudo hablarlo porque era “más susceptible”: “Ahora que soy madre puedo llegar a entender esos silencios y respetarlos”, sostuvo. “A mi mamá la tuve al margen”, concluyó.
En cuanto a su presencia en los juicios donde se juzgó a Fernández, declaró que se expuso para interiorizarse: “Conocí mucho la historia”. Respondió al tribunal que asistía a todas las audiencias: “Escuché todo (…) No me llamó la atención”.
Cuando su hijo tuvo una “edad madura para entender la situación”, a sus catorce, decidió contarle. “Fue antes de que saltara mi identidad. Tenía derecho a saber mi historia, por más de que yo no la supiera completa, sabía de dónde venía”, explicó. Le dijo que era adoptada y que era un tema muy delicado y aclaró que ella “iba a hacer” a medida que el niño necesitara “conectar” con su identidad. Según la mujer, a él tampoco le hizo falta.
El presidente Piña quiso saber cómo había sido el proceso para llegar al ADN. Miriam refirió que fue a través de una denuncia en 2012. Años más tarde, en 2017, llegó una notificación a su casa: “Habían llegado varias (…) pero nunca lo asocié a lo mío, lo asocie con lo de mi papá”. Un día se cruzó con la persona que la entregaba. El documento “no decía nada”: “Como ya conocía mi historia y sabía cómo se manejaba esto, llamé a los abogados”, continuó. Le indicaron que era un procedimiento normal, pero ella siguió investigando. Se enteró de que venía gente de Buenos Aires a hacerle el ADN: “Yo no quise, prácticamente me escapé”. Preguntó en el juzgado si era obligatorio y como la respuesta fue negativa, no se presentó. Tres meses después volvieron a notificarla. “No puedo estar ocultándome y actuando como una delincuente que no soy”, pensó. Les dijo a sus padres que su decisión era “hacerle frente” a lo que viniera.
Por último, relató que en octubre de 2017 le hicieron el análisis de ADN y en diciembre de ese año el juez le informó sobre su origen. Piña consultó si tenía contacto con la familia biológica y Miriam aclaró que únicamente mantenía relación con la familia materna.
No revictimizar
Cuando fue el turno de realizar preguntas, tanto la fiscalía como la querella decidieron abstenerse. Rodríguez Infante señaló que era un juicio difícil, que la mujer era testigo-víctima y tenía vínculo con las personas acusadas y le agradeció su testimonio. En la misma dirección, Viviana Beigel destacó que la intención de la querella era no revictimizar.
Por el contrario, la defensa indagó sobre cuestiones familiares. Miriam se explayó: “Desde los dieciséis años, en mi cabeza juzgué y prejuzgué la situación de mis padres biológicos y adoptivos. Llegué a una etapa donde dije ‘hay que conciliar, hay que hacerse cargo de su historia’ (…) Al principio estaba muy reacia a toda mi historia y todo mi origen. Aflojé y permití conocer mi historia. Parte de eso fue irme a la ESMA, conectarme donde estuve, donde nací (…) Yo creo que ahí fue el click que me hizo decir ‘soy parte de la historia y me tengo que hacer cargo’. Y concluyó: “Me costó mucho conectar”.
Explicó que pudo vincularse con la familia biológica materna: “Hay cosas buenas, logré conectar con una tía, una hermana de mi mamá. Obviamente la relación es muy difícil. Tenemos que ser muy cuidadosas las dos para no herir susceptibilidades de un lado y del otro (…) En teoría está todo bien. Ella actualmente está viviendo en Mar del Plata, la pandemia y la distancia no permiten que formemos lazos”. También se refirió a la “lucha genuina de Abuelas de encontrar a los nietos”. “Lo apoyo y es súper valioso”, sostuvo.
El defensor oficial Santiago Bahamondes preguntó si alguien de su entorno habló sobre apropiación o mencionó que había nacido en la ESMA. Miriam negó que Armando Fernández conociera su origen: “Si supiera obviamente hubiera hecho algo para restituirme (…) Después de tres hijos varones y con un hermano de un añito, no tenía mucho sentido apropiarse de una niña si no hubiera otras causas”. Remarcó que la decisión de no hablar más del tema en la familia fue de ella. Con sus hermanos, con otra confianza y en otro contexto, sí lo conversó.
Terminó su declaración indicando que estaba “luchando” por el apellido y que Fernández, después de verla sufrir por esa situación, le recomendó que lo cambiara, porque eso no modificaba su pertenencia familiar. La mujer explicó que una apropiación involucra a mucha gente, no solo a quienes la “adoptaron”, y que ella buscaba “preservar” a su familia.
La próxima audiencia será el viernes 7 de mayo a las 9:30.