La Corte de Apelaciones de Bolonia fijo el 26 de enero para certificar la salud del Cura Torturador Reverberi

La Corte de Apelaciones de Bolonia examino el pronunciamiento de la Corte de Casación favorable a la extradición de Franco Reverberi, disponiendo evaluar el estado de salud del ex capellán del ejército argentino para determinar si puede viajar en avión  a la Argentina. La información la proporcionó, al salir de la Audiencia en llevada a cabo en Bolonia, Italia, Arturo Salerni, abogado de la República Argentina en el procedimiento de extradición de Franco Reverberi.

audio del anuncio del Abogado Arturo Salerni

El sacerdote- ex capellán del ejército argentino- fugado a Italia está acusado por diversos delitos de lesa humanidad que incluyen homicidio, secuestro, tortura y otros, hechos cometidos en Argentina durante los años de la dictadura.

El pronunciamiento de la Corte de Casación favorable a la extradición, a fin de verificar  la salud de Reverberi que tiene una edad avanzada, estableció una audiencia para el 26 de enero de 2023, para realizar una pericia médica, de la que participa un médico legalista y un cardiólogo, para establecer si puede viajar Reverberi a Argentina.

La extradición fue solicitada por el Estado Argentino, a través de su Embajada en Ronra em base al pedido de detención del Juzgado Federal de San Rafael emitido el 10  de marzo de 2021. En los últimos meses , la estrategia argentina consistió en nombrar un abogado que representara al estado Nacional, Arturo Salerni, y la visita continuada del Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla y el Director de asuntos Jurídicos, Federico Efrom, aportando nueva documentación a jueces y fiscales italianos.

Aparte del logro de reabrir la extradición del religioso, se considera que se ha logrado revertir el blindaje a los implicados en delitos de lesa humanidad en Argntina, que se fugaban a Italia

Reverberi, de 84 años, está acusado de partícipe secundario en diez casos de secuestros y torturas y en el asesinato de José Berón, militante del ERP aún desaparecido, y como miembro de una asociación ilícita junto a los represores de la Casa Departamental, sede de los tribunales provinciales en San Rafael. La Justicia italiana había rechazado dos veces su extradición, difícil de lograr en casos de personas con doble ciudadanía.

Su nombre se ventiló por primera vez en un juicio en 2010, cuando se celebró el primer debate por crímenes de lesa humanidad en Mendoza y cuatro sobrevivientes describieron su presencia asidua en el CCD y los interrogatorios. Mario Bracamonte, ex militante de la JP, dio uno de los testimonios más contundentes. Recordó la presencia de Reverberi en un episodio puntual, la noche del 9 de julio de 1976, a temperaturas bajo cero, cuando después de torturarlos los hicieron arrastrarse sobre su sangre en el piso. Esa noche la patota se ensañó con un sindicalista de la UOM al que ahogaron en un balde. Reverberi observaba. Cuando Bracamonte levantó la cabeza buscando la mirada del cura, recibió una patada de un oficial: “¿Qué mirás, negro?”.

Al igual que otros sobrevivientes, Bracamonte era católico y conocía desde antes a Reverberi porque era párroco de San Rafael. En el juicio de 2010, el cura fue llamado a declarar como testigo. Dijo que nunca había estado en La Departamental y que el Ejército lo había designado como capellán auxiliar del Escuadrón de Exploración de Montaña VIII de San Rafael recién en 1980. Sin embargo, según la prueba documental reunida por la fiscalía, Reverberi había reconocido en una nota que venía prestando funciones desde antes de su nombramiento.

Tras las declaraciones de los sobrevivientes, la fiscalía pidió su indagatoria. Pero Reverberi abandonó el país un par de meses antes de que el juez lo llamara a declarar. Se instaló en Sorbolo, su tierra natal, que había dejado a los 11 años junto a sus padres emigrados a la Argentina. En 2012, la Justicia argentina lo declaró en rebeldía y pidió su extradición. Interpol emitió una orden de captura internacional −hoy caducada−, pero Reverberi ya se encontraba en tierra segura. Desde entonces siempre respondió a los oficios judiciales diciendo que no podía viajar a la Argentina por razones de salud. Da misa una vez por semana y confiesa fieles en la parroquia Santi Faustino y Giovita. Durante la pandemia ofreció sus servicios espirituales en formato virtual.